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En esta capital departamental, los pobladores de los sectores bajos fueron los más perjudicados por las torrenciales lluvias que se iniciaron en la noche del sábado y continuaron ayer. Una vivienda fue derribada por el fuerte viento en el barrio Juan Pablo Segundo y felizmente sus ocupantes no sufrieron lesiones de consideración, aunque sí pérdidas materiales.
Una de las ciudades más afectadas por la gran lluvia fue la ribereña Alberdi, cuyo casco céntrico quedó inundado. El fenómeno golpea a la comunidad cuando aún no superó las amenazas de una gran inundación anunciada para fines de 2016.
Por otro lado, el nuevo enripiado encarado por la Gobernación de Ñeembucú en el tramo que une el distrito de Isla Umbú con Cerrito muestra importantes cortes por la falta de alcantarillado y un buen terraplén. Asimismo, los raudales arrastraron las piedras del pavimento, quedando la vía impracticable para vehículos livianos.
Vecinos de Loma’i del distrito de General Díaz manifestaron la necesidad de más alcantarillas en la ruta con afirmado de adoquines en construcción entre General Díaz y Mayor Martínez. A raíz de la falta de un buen drenaje se inundaron varias viviendas.
Estas precipitaciones demuestran una vez más que en Ñeembucú se deben considerar las consecuencias de las lluvias a la hora de construir viviendas y obras viales. Por sus características, el departamento requiere de soluciones no convencionales, distintas a las que se aplican en otras partes del país.