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EUSEBIO AYALA, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). Bernardino Núñez no solo sirvió a la patria en la Guerra contra Bolivia, sino que tuvo a su cargo la difícil misión de criar a sus nueve nietos que quedaron huérfanos de padre muy tempranamente, además de cuidar a su esposa, Asunción, quien quedó ciega cuando falleció el hijo de ambos.
“Don Rubito”, quien había ido a contribuir con el Paraguay en la contienda chaqueña a los 17 años, acompañando a sus cuatro hermanos, mencionó que no le dejaban combatir por ser menor de edad, por lo que se encargaba de proveer de proyectiles a los soldados en el frente. Uno de los momentos más difíciles que le tocó vivir durante la lucha, fue la muerte de su hermano mayor en una de las batallas. Cuenta que con sus otros hermanos fueron a buscar el cuerpo de Victorino, que lo encontraron luego de varios días rodeado de animales carroñeros, para darle sepultura.
Cuando volvió de la guerra, se casó con Asunción Ortega, asentándose en la compañía Aguaty de Eusebio Ayala, con quien tuvo tres hijos, dos de los cuales fallecieron siendo menores. Después su vástago Marcelino, quien se casó a los 19 años con Delia Durañona y tuvieron nueve hijos, falleció en un accidente de tránsito a los 39 años de edad.
La pérdida del último hijo de la pareja hizo que doña Asunción quedara ciega por la conmoción. A causa de esta situación le cupo a don Rubito y a su joven nuera Delia, la responsabilidad de sacar adelante a sus nietos cuyas edades iban desde 18 años, Darío, hasta Liliana, de apenas 3 años.
El salario del excombatiente en ese entonces era de apenas G. 26.000, dinero que no alcanzaba para solventar a la numerosa familia. Entonces el exdefensor de la patria trabajó duramente en su chacra de diez hectáreas en el cultivo de algodón, maíz, maní y otros.
Además, producía esencia de petitgrain, mientras que su nuera Delia criaba gallinas ponedoras para la venta de huevos. Enviudó hace diez años. El héroe lamenta que cinco de sus adorados nietos hayan tenido que emigrar a España.
Hoy, la mayoría de sus nietos ya ha culminado sus estudios. Darío y Félix son policías de carrera, los demás, Gloria, Rossana, Julia, Javier, Carolina, Liz Mabel y Liliana eligieron diferentes profesiones, como docentes, licenciados en administración, abogados y otras. La familia se ha agrandado con la llegada de 15 bisnietos, que dan alegría al veterano.