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Por fortuna no hubo víctimas fatales que lamentar, pero sí varios lesionados.
La unidad trasladaba unos 30 pasajeros que, con el impacto, fueron despedidos de sus asientos y siete sufrieron lesiones.
El hecho nuevamente activó la alarma y el reclamo generalizado de la ciudadanía encarnacena.
La “chatarra” del Corredor 1 literalmente subió sobre la divisoria de hormigón de unos 0,80 centímetros.
Los casos de buses chatarras averiados son cotidianos en esta ciudad turística al continuar circulando y poniendo en riesgo la vida de propios y visitantes.
Vecinos y organizaciones sociales de jóvenes, adheridos a una campaña por el mejoramiento del servicio de transporte público, el pasado 28 de octubre realizaron una marcha para exigir a las autoridades el cumplimiento de normas que regulan el servicio.
También cuestionaron la salida de las unidades “chatarras” que circulan en pésimo estado.
Previamente y por un par de meses realizaron la recolección de unas 2.500 firmas para exigir el cumplimiento de la Ordenanza N° 209/2006, que regula los horarios, el itinerario y las frecuencias de las líneas.
La precariedad del servicio fue el otro reclamo de los manifestantes.
Las unidades en pésimo estado, con la chapería corroída, vidrios rotos y hasta con las cubiertas gastadas circulan con total libertad por las calles encarnacenas sin que las autoridades municipales ejecuten controles.
“Problema complejo”
El intendente de Encarnación, Joel Maidana (ANR), admitió la precariedad en que funcionan las unidades del transporte público, que en total son unas 85.
Dijo que este año fueron sacadas de circulación ocho unidades modelos 1975 y 1978.
Al consultársele por qué no se llama a licitación nacional e internacional para desechar las unidades obsoletas y contratar a empresas acordes a una ciudad que se precia de ser turística, Maidana respondió que “es un problema complejo”.