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A finales de la década del 50 y comienzo de los 60 ya se hablaba de la crítica situación en que se hallaban las Ruinas de Humaitá con cada riada. Fleischer lo sintió desde entonces como funcionario del departamento de Hidrotecnia y Puertos del Ministerio de Obras Públicas que estaba a cargo de los ingenieros Vladimiro Novicky y Boris Jermolieff y con quienes realizaba constantes visitas a la zona para buscar una solución.
“La única salida accesible a la que se apeló en ese momento fue el tablestacado. Se clavaron parantes en el barranco del río y eso permitió que cuando llegaba el agua turbulenta en épocas de crecida no se llevara”.
Manifiesta su preocupación porque entre esa época y la actualidad la brecha existente entre el cauce del río y la Iglesia de San Carlos Borromeo se redujo bastante y la solución dada al problema de la erosión sigue siendo muy precaria. “Hace poco volvimos a visitar el lugar y las ruinas corren el riesgo de perderse. Dentro de 300 años este patrimonio debe seguir allí”, añade.
A su criterio, las Ruinas de Humaitá tiene una gran preeminencia como sitio histórico de la guerra porque era el bastión de la contienda: “Supuestamente era inexpugnable y los brasileños tenían un terror absoluto. Fue construido como fortaleza por Don Carlos Antonio López”.
Pero, pese a los ataques y al tiempo las ruinas se mantuvieron en pie debido a que las paredes eran muy anchas y sólidas. “Era majestuoso y sería lamentable perder eso para las generaciones futuras”, advierte.
Según el Ing. Fleischer si en Encarnación se hizo la Costanera con recursos provenientes de Yacyretá, por qué no realizar una obra similar, pero mucho más pequeña para proteger las ruinas, embellecer el lugar y atraer al turismo. Considera que se necesitan unos 500 metros de refulado que se podría completar con un adoquinado o empedrado de tal forma a que no sea muy transitado y que esté acorde con el entorno.
Destacó que el río tiene una particularidad en ese punto, pues forma una “U” en cuyo fondo están las ruinas y contra su barranco choca violentamente la corriente para cambiar de nuevo de dirección. Por tanto, es muy dinámica la correntada.
“Hay que tener una convicción patriótica y proteger el lugar. Si viene una creciente muy grande puede llegar hasta la iglesia y llevarse todo”, señaló al mencionar que si en un principio el río estaba a mayor distancia del fuerte ahora se ha acercado.
Humaitá es considerado un “Monumento labrado a cañonazos” y conocido como la Sebastopol paraguaya por la proeza demostrada durante la Triple Alianza.
Fue fundada por el español Pedro Melo de Portugal en 1778 para proteger la Provincia del Paraguay, y fortificada por Carlos A. López.
SOBRE EL RÍO DE LA PLATA
Igor Fleischer es ingeniero industrial y a la vez investigador. En estos momentos está preparando un libro sobre la historia de los cuatro países del Río de la Plata (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay). Los datos comienzan con Cristóbal Colón y concluye con la Guerra de la Triple Alianza a través de dos tomos de 800 páginas cada uno. En la obra busca evitar las “falacias” que se van repitiendo a lo largo de los siglos con las versiones tomadas de otro libro anterior. Esto se intenta evitar con el libro en el que se encontrarán las explicaciones precisas y claras a los acontecimientos históricos que marcaron nuestros países.
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