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El Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat conjuntamente con la Municipalidad de Encarnación anuncian la reubicación de las familias del barrio Sagrada Familia, que ocupan terrenos públicos a zonas alejadas del casco céntrico. Ante esto, el sociólogo Roberto Cañete sostuvo que la problemática del barrio se debe abordar en forma multidisciplinaria, que la solución no pasa por sacarlas de ahí a fin de liberar espacio para otros fines, que por lo general es para el provecho de sectores más pudientes.
Cañete refirió un trabajo realizado con estudiantes del tercer año de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Encarnación (UNAE) que les permitió acceder a datos más que interesantes que valorizan a quienes viven en el lugar y sobre quienes existen muchos prejuicios. Este lugar tiene un gran valor para sus moradores por su conveniencia económica, afirmó.
Mucha gente que vive ahí tiene su actividad vinculada al entorno mediante la venta de comidas, el comercio ambulante, como dependientes en los negocios del circuito comercial, como guardias de seguridad, entre otros. Pueden llegar a sus lugares de trabajo caminando porque están cerca, señaló.
Citó el caso de una mujer mayor que se gana la vida vendiendo heladitos (que ella misma fabrica en forma artesanal) en los alrededores del puente internacional “San Roque González de Santa Cruz”. Con esta actividad consigue ingresar dinero suficiente para mantener a su familia. Sacarla de aquí y llevarla a un barrio alejado significaría privarla de esta posibilidad, acotó.
En toda intervención, como la que se planea, lo económico y la educación deben ocupar un punto central. Si bien es cierto que existe un problema ambiental y existe hacinamiento, con la tecnología disponible hoy día es fácil resolver el problema; solo se requiere de voluntad, precisó.
El profesional sostuvo que no es bueno sacarlas de ahí, aislarlas, porque es gente arraigada, trabajadora. Recomendó abordar el tema “con una visión de conectividad, con un enfoque de sistema”, pues todo está relacionado.
Se debe trabajar en la educación y la sociabilidad, para que sean protagonistas en su propio desarrollo y reforzar el arraigo. El centro debe ser la gente, no es bueno ubicarlos en “ghetos” que luego se convierten en un problema social más delicado, advirtió.
Sería agravar el problema de marginalidad económica y social en la cual sobreviven, indicó.
Traslado
El barrio Sagrada Familia, originalmente conocido como “Villa Mosquito”, es un asentamiento precario ubicado en el extremo sur del barrio Pacucuá y se extiende hacia el barrio San Isidro. Ocupa en forma irregular un sector que pertenece al ferrocarril “Carlos Antonio López”, actualmente Ferrocarriles del Paraguay SA (Fepasa), sobre la ribera derecha del río Paraná y un sector bajo el puente internacional San Roque González de Santa Cruz.
La ocupación se inició hace unos 23 años con unas pocas casitas precarias, pero en la actualidad existen alrededor de 2.000 viviendas construidas en forma irregular. Tienen servicios de electricidad y agua potable mediante canillas públicas, pero no cuentan con conexión al sistema de alcantarillado sanitario, por lo que los desperdicios cloacales caen en forma directa al Paraná y constituyen un foco de contaminación.
Durante una visita del ministro de Urbanismo, Vivienda y el Hábitat, Dany Durand, el sábado 5 de enero, anunció una inversión de unos G. 40.000 millones en proyectos habitacionales para la ciudad, entre los cuales estarían contemplados los ocupantes de las casas precarias del barrio Sagrada Familia y su traslado a los barrios San Antonio Ypecurú y San Isidro, ambos fuera del casco urbano.
jaroa@abc.com.py