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SAN PABLO, Dpto. de San Pedro (Omar Acosta, corresponsal). El ingeniero Tomás Garay, de la Dirección de Extensión Agraria (Deag), del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), confirmó que unos 400 pequeños productores de esta zona perdieron el 70 por ciento de sus cultivos de autoconsumo y renta. Esto equivaldría a unas 1.000 hectáreas, a causa de la sequía.
De acuerdo a lo señalado por el funcionario, la última lluvia importante se produjo el pasado 1 de enero. Pero se puede decir que prácticamente en los meses de diciembre y enero no se dieron precipitaciones, en todo el departamento.
En un breve recorrido por el distrito, se observa que los cultivos de renta están totalmente destruidos. La mayoría de los productores están preocupados, pues no podrán cumplir con las entidades financieras de donde obtuvieron créditos para invertir en los cultivos. El maíz, que constituye el principal rubro de renta en la zona, prácticamente se perdió en su totalidad.
Igualmente los rubros de autoconsumo como maní, banana, mandioca, poroto, entre otros, también fueron afectados y son casi nulas las esperanzas de producción. “Es difícil el momento en el campo, esta semana vamos a reunirnos y ver si podemos declarar emergencia en el distrito, estamos perdiendo todo”, dijo Hugo Agüero (ANR), miembro de la Junta Municipal.
El intendente local, Víctor Guerrero (ANR), también se mostró preocupado por la situación, por lo que pidió a las autoridades del Gobierno que puedan echar ojo sobre la situación del campo y organizar posibles salidas para paliar la crítica situación, en forma conjunta e interinstitucional, ya que hay otros distritos que también están afectados, señaló.
Bajante en el río Jejuí
La sequía también afecta al río Jejuí que ya no es navegable para embarcaciones de mediano y gran porte, a causa de la bajante. El distrito de San Pablo se une por medio de una balsa ubicada en el Puerto Tajy, con toda la zona Sur de San Pedro, mediante la Ruta XI Juana María de Lara con la capital departamental, pero hace 10 días la balsa quedó varada en un banco de arena en el río, dejando aislada a la población.
Solo algunos botes operan de “paseros” para que la gente pueda cruzar al otro lado del río con sus motocicletas y seguir comunicándose con la capital departamental. Muchos estudiantes y funcionarios públicos recurren a los botes.