Obispo pide solidaridad con damnificados del sur

El obispo de Misiones y Ñeembucú, monseñor Pedro Collar Noguera, pidió a los párrocos, autoridades y fieles a animar y solidarizarse con los damnificados por inundaciones causadas por lluvias y los afectados por daños de temporales. Unas 7.000 familias fueron desplazadas de sus hogares por los fenómenos naturales, manifestó el prelado.

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SAN JUAN BAUTISTA, Misiones (Rafael Marcial Montiel, corresponsal). Con el mensaje “ñañopytyvõke opa araite”, monseñor Pedro Collar Noguera se dirigió a través de una carta circular a los párrocos, religiosos, religiosas, autoridades civiles, fieles cristianos y personas de buena voluntad. Después de visitar las comunidades afectadas por la creciente, tormentas y torrenciales lluvias, el obispo de Misiones y Ñeembucú expresó su mensaje de esperanza y pedido de solidaridad.

Mencionó que la Pastoral Social diocesana en coordinación con las gobernaciones y las municipalidades de Misiones y Ñeembucú realizaron relevamientos de datos sobre casas y cultivos destruidos.

Añadió que los espacios son cada vez más restringidos para el desplazamiento y para la alimentación de los animales en el campo y en los corrales. Los pescadores también tienen dificultades para trabajar, señaló.

Mencionó las localidades afectadas, que son San Javier (distrito de San Ignacio), Ayolas, Yabebyry, Panchito López, Villa Florida; Kokuere (San Juan Bautista), Pilar, Isla Umbú, Humaitá, Paso de Patria, General Díaz, Mayor Martínez, Desmochados, Villalbín, Cerrito, Laureles, Guazú Cua, Tacuaras, San Juan Bautista de Ñeembucú, Villa Franca, Alberdi, Villa Oliva.

El obispo diocesano expresó preocupación porque unas 7.000 familias fueron desplazadas de sus hogares por las inundaciones.

Esta situación trae también como consecuencia rutas clausuradas, la interrupción del desarrollo normal de las clases en las diferentes instituciones educativas, la proliferación de enfermedades a causa de la humedad y el frío, expresó.

Agregó que ante este panorama es importante tener presente que la solidaridad es una virtud cristiana que se mide con las dimensiones del amor. Instó a incentivar más los gestos de solidaridad, de una manera inmediata, como ya se está haciendo con la campaña de recolección y distribución de alimentos, agua potable, abrigos, carpas, medicamentos, herramientas de trabajos, entre otras cosas, que se pueden canalizar a través de la Pastoral Social diocesana y parroquial, dijo Collar.

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