No tienen agua para beber

Alumnos de la escuela San Isidro Labrador, del distrito de Santa Rosa de Aguaray, no cuentan con agua potable ni suficientes aulas para estudiar con comodidad. Pese a recibir millonarios desembolsos del Fonacide y royalties, la comuna administrada por Mario Benítez (ANR) ignora a las instituciones educativas carenciadas de la zona. A raíz de tanta desidia municipal, padres de familia y una empresa privada se unen para construir aulas y sanitarios.

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SANTA ROSA DEL AGUARAY, San Pedro (Omar Acosta, corresponsal). La Municipalidad fue auditada por la Contraloría General de la República (CGR) a raíz de numerosas irregularidades denunciadas por la organización ciudadana denominada “Rebelión del Pueblo”.

Pobladores exigen al jefe comunal que informe sobre el destino de los millonarios recursos que recibe.

En el ejercicio fiscal 2013 Hacienda le transfirió unos G. 1.370 millones, y en 2014, otros G. 818 millones de los recursos del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) para el mejoramiento de la infraestructura educativa y almuerzo escolar.

Aun así, la realidad de la escuela San Isidro Labrador es dura, al igual que otras instituciones ubicadas en los asentamientos del distrito.

Los 150 alumnos no cuentan con agua potable para beber y están imposibilitados de utilizar los baños por ese mismo motivo.

Las aulas disponibles fueron construidas en gran parte por la empresa multinacional Cargill y la gestión de los padres, quienes pusieron la contrapartida consistente en la mano de obra.

De no concretarse esta iniciativa, los alumnos hubieran continuado dando clases bajo un viejo galpón y sentados sobre troncos, además de utilizar insalubres letrinas y tomar agua de pozo común.

El director de la escuela, profesor Alcides Salinas, dijo que la educación en este distrito está sumida en el olvido.

Puso como ejemplo a los estudiantes del tercer ciclo, que desarrollan sus clases en el patio de la institución debido a que no pueden usufructuar un aula inconclusa.

Esta obra, encarada por la Gobernación de San Pedro –añadió el profesor Alcides–, fue abandonada hace unos ocho meses.

A pesar de vivir en un contexto vulnerable, ningún alumno de la escuela San Isidro recibe la alimentación escolar.

“Contar con un biblioteca sería un lujo”, exclamó el director.

Entre las muchas necesidades del recinto escolar, está la adquisición de un motor con mayor capacidad para extraer el agua necesaria para los tanques.

En reiteradas ocasiones llamamos al intendente Benítez para conocer su versión, pero no atendió nuestro requerimiento.

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