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El objetivo es permitir la circulación del agua acumulada en una extensa zona del sur de la región.
Las plantas enraizadas en el arroyo Hondo actúan como dique que impide el drenaje del agua al río Paraguay. La sacrificada tarea de liberar el curso se realiza utilizando caballos, canoas, ganchos, liñas de pescar y piolas, que ayudan a desprender los embalsados que cubren decenas de kilómetros del curso hídrico.
Con el avance de los trabajos se observa un notorio descenso del nivel de la inundación que afecta a campos de pastoreo y chacras.
Antonio Benítez, productor de la zona, refirió que tras las grandes lluvias los vecinos de los distritos de General Díaz e Isla Umbú unieron fuerzas y realizan los trabajos “a puro pulmón”.
Nazario Gómez, de Puesto Torres, del distrito de General Díaz, calificó de prioritaria la tarea. Instó a encararla de manera permanente y no solamente cuando ocurren desastres naturales e invitó a las autoridades y productores pecuarios a cooperar.
Igualmente solicitan mayor compromiso de las autoridades del Gobierno central y departamental para que el trabajo no se realice de manera precaria y riesgosa para los voluntarios.
Además de la profundidad del arroyo –al que desafían sin elementos de protección–, durante las tareas están expuestos a las mordeduras de serpientes y picaduras de alimañas que abundan en los camalotales.
Trabajos similares se realizan en otros sectores del departamento, cuyo territorio se caracteriza por extensos humedales.
Con la finalización del proyecto de Desarrollo Rural y Ambiental del Sur, que contaba con el respaldo de la Agencia de Cooperación del Japón (JICA), quedó pendiente en el Ñeembucú saber más sobre el correcto manejo del agua.
El Estado paraguayo jamás cumplió con uno de los aspectos más importantes de la contrapartida local, que consistía en la instalación de esclusas en lugares estratégicos y otras acciones para evitar los extremos de inundación y sequía.