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Dicha intelectual junto a un grupo de ciudadanos, conformaron la red “Yo te defiendo Quyquyhó” debido a que están disconformes con el asfaltado de una arteria porque afecta el patrimonio histórico de la ciudad.
Ante la inminente suspensión de la pavimentación asfáltica dentro del casco urbano, que viene haciendo el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) a través del convenio firmado con la intendenta local, algunos afiliados colorados fueron utilizados por las autoridades de la zona para convocar a habitantes para que se manifiesten contra aquellos que defienden el casco urbano como patrimonio histórico y que no aceptan el asfaltado.
La intendenta Colmán, en su perfil de Facebook, abrió paraguas ante cualquier incidente que pueda ocurrir en esta ciudad y dijo que lo sucedido es una “autoconvocatoria pacífica ciudadana” del pueblo, al enterarse de que por “presión mediática” se busca parar el trabajo de pavimentación con asfalto.
Señala que el verdadero pueblo quyquyense “sí” quiere el asfaltado en el casco urbano. “Queremos aclarar que no convocamos esta manifestación, pero sí vamos a defender el derecho del progreso del verdadero pueblo quyquyense”, escribió en la red social.
Sin embargo, de esa convocatoria a la que la intendenta llama pacífica participaron personas que llegaron hasta la casa de la historiadora Rivarola, donde quemaron cubiertas, arrojaron petardos y huevos contra las paredes.
Los manifestantes cometieron el delito de atropello a la propiedad privada y al patrimonio de la comunidad porque en su interior la historiadora guarda celosamente una de las bibliotecas más completas del Paraguay.
“La mayoría de los que participaron de esta protesta fueron ‘arreados’ para salir a la calle a infundir temor y defender el ideal de los políticos que no respetan el pensar diferente de las personas y no valoran la historia de su pueblo”, manifestó una de las lugareñas.
La protesta se inició a la entrada de la ciudad y luego en caravana se constituyeron frente de la casa de Rivarola. Desde el megáfono dirigido por el concejal colorado Carlos Solís, este invitaba a la historiadora a abandonar la ciudad.
Solo dos efectivos policiales hubo en el sitio, que se limitaron a observar cómo los manifestantes arremetían contra el domicilio.