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CERRITO, Benjamín Aceval (Juan Jara, corresponsal). El desarrollo del proyecto fue posible mediante el financiamiento de diferentes organizaciones internacionales y empresas locales, comentó Alba Cavina de Llano, una de las coordinadoras del plan impulsado por las hermanas de la Inmaculada y la Fundación Padre Domingo Masi.
Las nuevas construcciones comprenden un salón de 525 metros cuadrados, en cuyo interior fueron instalados unas 30 máquinas de coser industriales. Además, una sala de informática donde los indígenas tendrán la oportunidad de desarrollar otros oficios, mencionó Alba Cavina de Llano.
Añadió que desde hace varios años las religiosas trabajan en la zona y conocen las diferentes necesidades de los indígenas. Sostuvo que desde un principio hubo mucho interés por desarrollar diferentes tareas para el autosustento de los moradores, pero que conseguir fuente de financiamiento siempre representó un desafío.
Recordó que en los inicios del desarrollo del proyecto utilizar el acceso a la comunidad era toda una odisea, pero no fue motivo para retroceder. “Empezamos con la atención sanitaria a los indígenas. Había muchas enfermedades, prácticamente estaban relegados de la sociedad”, mencionó.
En el marco del proyecto habilitaron la escuela básica Nº 7876 “Padre Domingo Masi”, donde asisten unos 120 niños indígenas del primero al tercer grado. Expresó que los alumnos reciben desayuno y almuerzo diario gracias al respaldo de diferentes empresas.