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Un equipo de nuestro diario logró acceder ayer a la fracción de la Finca 916, propiedad del Ministerio de Defensa Nacional (MDN), en la cual funciona el depósito de basuras de El Farol SA, de Adelaida Cañete. El inmueble está arrendado por la empresa desde 2009, mediante un contrato muy cuestionado.
El alquiler se hizo por un plazo de 20 años dividido en dos etapas de 10 años cada una, violando el artículo 807 del Código Civil. Un proyecto de ley aprobado por el Congreso, el 17 de mayo pasado, posibilita a El Farol SA a comprar las 500 hectáreas del inmueble alquilado para convertirlo en un depósito permanente de desperdicios.
La aprobación se hizo pese a un dictamen en contra de la Contraloría General del República (CGR), porque el predio está dentro de una área de reserva protegida de los humedales del Bajo Chaco, según los decretos Nº 6473/11 y 8424/12.
Los representantes de la firma dicen que el vertedero está dentro de un área de amortiguamiento y no zona prohibida. Afirman que necesitan del predio para seguir invirtiendo y cumplir con su plan de impacto ambiental. Es decir, una condición para cumplir con normas ambientales.
En la visita de ayer el presidente de la empresa, José Vega, junto a los ingenieros Víctor Villamayor y Álvaro López, fueron los encargados de presentar las grandes inversiones realizadas para el mejoramiento del vertedero. Estos reiteraron que no están dentro de un área protegida y se está interviniendo en apenas 16 hectáreas de las 500 pretendidas.
López se encargó de presentar los detalles técnicos de la inversión “estrella”, el montaje de una supuesta planta de tratamiento de lixiviados (agua contaminada emanada por los desechos). Habló de la construcción de cuatro piletas de gran capacidad con membranas de dos milímetros de espesor, de los cuales dos son utilizadas para la guarda del lixiviado.
Vega agregó que se trata de un equipamiento de última generación que tiene la capacidad de tratar 100 metros cúbico día y es expandible a 300 metros cúbicos, “suficiente para tratar nuestro lixiviado y de otras empresas”. Sin embargo, según imágenes aéreas captadas, se pudo ver cómo el lixiviado se escurría en el módulo 4, sin pasar directamente a las piletas.
El asesor ambiental de la firma, Guillermo Pineda, dijo al respecto que no existe ninguna anormalidad. Señaló que el agua contaminada está dentro del módulo.
Aseguró que el lixiviado queda bajo las basuras que se vayan arrojando y recién después pasa a través de un drenaje tipo espina de pescado a las piletas.
Sin cuidados mínimos
En las piletas habilitadas en el depósito se podía ver basuras como bolsas, isopor y hules también líquidos parecidos a sangre. El encargado de la Dirección Técnica de El Farol SA, ingeniero Víctor Villamayor, aseguró que los restos de desperdicios son arrastrados por el viento.
Señaló que el agua contaminada emanada de los desechos es muy variante porque no existe un solo tipo de basuras y además no existe una clasificación previa. “La gente tira de todo, desde animales muertos hasta ramas secas”, dijo.
El presidente del directorio, José Vega, en tanto, señaló que en el vertedero existen “recicladores” y no gancheros porque no utilizan un gancho para recoger las basuras. Los trabajadores que no tienen ningún vínculo laboral con la firma tampoco utilizan guantes u otros elementos para mayor seguridad, según se pudo ver.