Según denuncias de dichos productores, el acoso constante de los nativos hacia los compradores ha reducido la afluencia de gente a este lugar.
Esto genera una gran pérdida de tiempo y dinero ya que los productores se preparan durante toda la semana para exponer sus mercaderías y quedan sin poder venderlas por el miedo que genera a los eventuales compradores.
Hubo casos en los que los granjeros ahuyentaron con palos y garrotes a los nativos menores de edad.