Ediles no deben comprometerse a seguir con el perverso “bicicleteo”

Sin haber explicado cabalmente el destino que tuvieron los 500.000 millones de guaraníes en danza, el intendente de Asunción, Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista), investigado por el presunto delito de lesión de confianza, pidió a la Junta Municipal autorización para un nuevo préstamo de 299.000 millones de guaraníes para abonar salarios y otros gastos corrientes, mediante el financiamiento de un déficit temporal de caja. De lo que se trata es de proseguir con el “bicicleteo”, una vieja práctica para la que también sirvió la emisión de bonos destinada a supuestas obras de infraestructura.

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Sin haber explicado cabalmente el destino que tuvieron los 500.000 millones de guaraníes en danza, el intendente de Asunción, Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista), investigado por el presunto delito de lesión de confianza, pidió a la Junta Municipal autorización para un nuevo préstamo de 299.000 millones de guaraníes para abonar salarios y otros gastos corrientes, mediante el financiamiento de un déficit temporal de caja. De lo que se trata es de proseguir con el “bicicleteo”, una vieja práctica para la que también sirvió la emisión de bonos destinada a supuestas obras de infraestructura. El préstamo deberá ser devuelto el próximo año, pese a que el art. 196 de la Ley Orgánica Municipal (LOM) dice que el periodo de pago de los préstamos a corto plazo para financiar un déficit temporal de caja no debe superar el Presupuesto del ejercicio fiscal.

Desde luego, aquí no hay nada temporal, dado que la Municipalidad allanada está de hecho en quiebra: el anterior préstamo, de G. 240.000 millones, obtenido el año pasado para abonar salarios y aguinaldos, todavía no terminó de pagarse. Esto sin tener en cuenta los bonos, por los que la deuda llega hoy a G. 817.000 millones, mientras que los intereses –por bonos y préstamos a largo plazo– alcanzan G. 857.000 millones. Y aún así Nenecho pretende seguir endeudando a la Municipalidad –a los contribuyentes–, con el apoyo de concejales amigos.

Se entiende así que, a principios de julio, el director general de Administración y Finanzas, Edwin López, haya hablado de un “descalce financiero de graves e imprevisibles consecuencias, principalmente en lo que respecta a los servicios personales”. En realidad, ellas ya están a la vista: la Municipalidad está en bancarrota y al intendente, que en cuatro años cuadruplicó el monto de los préstamos para solventar esos “servicios”, no se le ocurre más que seguir endeudándola.

La insuficiencia de fondos es permanente, debido a la presunta corrupción y al prebendarismo galopantes. Nenecho alega que la evasión tributaria llega a casi el 50%. Si es así, tendría que intentar recaudar mucho más, como es su deber, pero también averiguar por qué los sujetos obligados no contribuyen como es debido: su omisión bien puede responder a que las prestaciones municipales son deplorables, debido a los vicios antes apuntados. Por lo demás, no son pocos los vecinos que abonan, por ejemplo, la tasa por recolección de basuras, pese a que no son recogidas y a que la LOM dice que una tasa debe ser cobrada si se brinda un servicio. Lo mismo puede decirse de la tasa que se paga para conservación de pavimentos, pero las calles internas de la mayoría de los barrios de Asunción son deplorables.

El descalabro financiero se produjo gracias a la complicidad de la gran mayoría de los ediles, siendo de esperar que hoy recapaciten por fin para resolver si vale la pena seguir con el sempiterno “bicicleteo”. Trascendió ayer que la bancada colorada liberó el voto de sus ediles, una excelente ocasión para saber quiénes son los que están por la transparencia y quiénes por los oscuros manejos de las autoridades municipales. El concejal Álvaro Grau (PPQ) enumeró varias razones de peso para evitar un nuevo mazazo a los asuncenos, rechazando el nuevo intento de endeudamiento.

A ver si los ediles, que son responsables con sus bienes por los perjuicios que con sus decisiones ocasionen a la Municipalidad y los contribuyentes, demuestran que desean sanear la administración, negándose a proseguir con el perverso “bicicleteo”.

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