A la ineficiencia se suma la caradurez en el IPS

El Dr. Vicente Bataglia –presidente del Consejo de Administración del IPS desde el 11 de marzo de 2021– dijo que “encontró una casa con muchos problemas, que no son desde hace un año y medio (...) sino que vienen desde mucho atrás”. Antes de asumir el cargo, fue consejero en representación del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social desde el 22 de agosto de 2019, en tanto que su vinculación profesional con el IPS se remonta a 1995. No pudo, pues, haberse “encontrado” de pronto con el tremendo desbarajuste financiero, logístico y edilicio, como él mismo lo confiesa al señalar, como queriendo eludir responsabilidades, que los “muchos problemas” son de vieja data.

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El Dr. Vicente Bataglia –presidente del Consejo de Administración del Instituto de Previsión Social (IPS) desde el 11 de marzo de 2021– dijo que “encontró una casa con muchos problemas, que no son desde hace un año y medio (...) sino que vienen desde mucho atrás”. Antes de asumir el cargo, fue consejero en representación del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social desde el 22 de agosto de 2019, en tanto que su vinculación profesional con el IPS se remonta a 1995. No pudo, pues, haberse “encontrado” de pronto con el tremendo desbarajuste financiero, logístico y edilicio, como él mismo lo confiesa al señalar, como queriendo eludir responsabilidades, que los “muchos problemas” son de vieja data. Conste que en este punto tiene toda la razón: se vienen arrastrando desde hace décadas, solo que últimamente han empeorado notablemente, para desgracia de los asegurados y de los proveedores de fármacos e insumos.

Se estaría “tratando de encontrar soluciones más llevaderas”, según dijo, ignorándose cuáles no lo serían. Mientras prosigue la búsqueda, también continúa la tragedia, cuyo último episodio impresionante fue la caída parcial de la mampostería del techo sobre las camas de pacientes oncológicos del Hospital Central. Vale la pena detenerse en las explicaciones del Dr. Bataglia: “Esa sala está perfecta, impecable (¡menos mal!, decimos nosotros), y solamente tiene ese sector del revoque del techo, que se desprendió. Hay que buscar cuál es la causa”. Empero, antes de que se inicie la nueva búsqueda, el médico habló de “alguna causa estructural” a ser determinada por “la gente del área (...) para ver qué se puede hacer”. La “causa estructural”, empero, “no representaba ninguna clase de peligro (¡menos mal!, repetimos); por eso es que había gente internada allí.” Resulta así que, según el asombroso raciocinio del inepto presidente, la sala estaba “perfecta, impecable” y el hecho de que se viniera abajo el revoque, por “alguna causa estructural”, no apeligró en modo alguno a los pacientes. ¡Increíble!

Restándole importancia a la generalizada falta de medicamentos e insumos, que van desde pastillas para la presión sanguínea hasta remedios de alto costo para el cáncer, pasando por hilos quirúrgicos, el Dr. Bataglia pidió que se visite la farmacia de la unidad sanitaria de Villeta y que se pregunte a la gente qué le falta: si los villetanos no pueden quejarse, sí pueden hacerlo los pacientes de la gran mayoría de los otros 139 establecimientos del IPS, en muchos de los cuales hasta las sillas de ruedas están descompuestas.

Faltan medicamentos e insumos, en tanto que a sus proveedores se les adeuda unos 260 millones de dólares, pero se siguen buscando “soluciones llevaderas”, una de las cuales sería, por lo visto, contribuir al saneamiento financiero cortando la pensión de derechohabiente a una persona ciega, a la que además se le exige devolver unos cien millones de guaraníes, habiendo percibido algo más de sesenta millones: su ceguera no la invalidaría para el trabajo, según una junta médica. Nunca se realizó una auditoría especial con respecto a las licitaciones que habrían sido amañadas a lo largo de los años para defraudar sumas multimillonarias, pues ningún presidente o miembro del Consejo de Administración ha sido tan siguiera investigado, pero los de hoy se lanzan contra el señor Pablo Luis Berni, el hombre castigado por su ceguera.

El incapaz presidente quiere ver “qué gente es la que pide” su renuncia. Pretende desacreditarla, restándole autoridad moral, como si los graves hechos denunciados, una y otra vez, no fueran motivo suficiente para que deje de ocupar un cargo que le queda muy grande. En verdad, su deplorable gestión amerita un paso al costado, sin tener en cuenta el reclamo general. Tiene la soberbia de juzgar el valor de las críticas según sus autores: “Las críticas las tomamos de donde vienen: las responsables, las verdaderas, nos interesan, nos sirven para mejorar, pero la crítica interesada, por situaciones políticas o campañas de algún tipo, esas en lo personal no me molestan”. ¿Acaso Battaglia sabe de qué partido son esas personas que se quejan por madrugar y no conseguir turnos, o que acuden a las farmacias y no consiguen medicamentos, o enfermos de cáncer que deben enfrentar su dolor sin encontrar remedio para su mal? ¿Son estos reclamos los que el insensible director considera que forman parte de “situaciones políticas o campañas de algún tipo”? Estos y otros muchos motivos –como las dudosas licitaciones– ameritan concluir que el Dr. Bataglia y los consejeros deban renunciar o ser lisa y llanamente destituidos.

Es intolerable que el IPS siga causando tanto daño físico y moral, como, por ejemplo, el que están sufriendo la señora Mónica Venialgo y su hijo asegurado, de cinco años: desde hace tres buscan en Ciudad del Este una cama para que el menor sea sometido a una operación quirúrgica abdominal: “Sufre mucho mi hijo y sufro yo también detrás de él”, palabras estas que resumen el dolor de tantas víctimas de la corrupción y la ineficiencia de una entidad pública desastrosa.

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