La Municipalidad no debe “rifar” la Costanera Norte al mejor postor

En 2018, la Municipalidad de Asunción dictó una ordenanza que unifica y actualiza el plan regulador de la ciudad. Ella incluye la zonificación del territorio, es decir, la asignación de áreas con usos específicos para compatibilizar actividades, atendiendo el “soporte natural”. Desde entonces, el plan ha sido modificado al menos siete veces, no tanto para acompañar el desarrollo urbano, como para autorizar emprendimientos de personas influyentes. Aparte de que la normativa se adapta a intereses particulares, su incumplimiento flagrante es ignorado por quienes deben hacerla observar, con el deplorable resultado del caos urbanístico.

Cargando...

El caso de la Avda. Costanera Norte es un buen ejemplo de que el ordenamiento territorial es papel mojado, pues se está convirtiendo en un espacio desordenado, librado a su suerte sin el rigor de una planificación que rescate y convierta una zona privilegiada por la naturaleza en un espacio único para la recreación, la seguridad y el desarrollo humanos. Hay ciudades latinoamericanas que han potenciado sus ramblas y las han convertido en centros artísticos, de socialización, esparcimiento y hasta de viviendas. Ciudades como Panamá, Montevideo, Corrientes o Rosario en Argentina, y hasta la cercanísima ciudad de Encarnación demuestran con solidez que es posible recuperar, sustentar y reconvertir espacios que integran el entorno natural y la urbanización.

No abundan en Asunción los sitios de esparcimiento, de modo que es preciso potenciar en tal sentido la ribera de la bahía impidiendo que se vaya convirtiendo en una zona cada vez más sucia e insegura. Preservar el entorno y crear la infraestructura apropiada son medidas indispensables para atraer incluso el turismo internacional. Es menester que allí predomine el verdor, que haya ciclovías, paseos y miradores, así como la posibilidad de realizar actividades náuticas y pesqueras; por supuesto, también conviene que en los lugares aledaños haya restaurantes, cafeterías y hoteles, acordes con el desarrollo urbanístico y paisajístico, con licencias otorgadas bajo estrictas normas legales y licitaciones claras.

Siempre se ha dicho que Asunción tiene la peculiaridad de vivir de espaldas al río epónimo, del que solo se acuerda durante las inundaciones. Para revertir la mirada hacia la franja costera norte, habrá que hacerla y mantenerla atractiva. El traslado de Ministerios a la zona portuaria supondrá una mayor afluencia de público, lo que debe llevar a pensar en la revitalización del centro histórico, un proyecto sempiterno que aún no se ha hecho realidad. La Avda. Costanera Norte y su entorno pueden aportar lo suyo, siempre que la Municipalidad, en coordinación con las instituciones pertinentes, se ocupe de protegerlos y de dotarles de equipamientos que sirvan para la recreación y no para poner en riesgo la vida de los visitantes, tal como ocurrió con la columna electrificada que en enero causó la muerte de una joven.

Es de lamentar que el segundo tramo de la franja costera norte, que se extiende entre la Avda. General Santos y Puerto Botánico, aún no esté realmente zonificado, de modo que faltan las “incompatibilidades” que establece el plan regulador en materia de instalaciones. Cabe apuntarlo, porque la Junta Municipal aprobó por unanimidad concesionar por quince años, gratuitamente y sin previa licitación pública, un terreno situado sobre la Avda. Costanera Norte, para la construcción de un servicentro, a metros del arroyo Mburicaó y de la bahía. El senador colorado Martín Arévalo sugirió que para dicha concesión hubo una coima de US$ 200.000. Dejando de lado la violación de la Ley N° 1618/00, de Obras y Servicios Públicos, cabe señalar que el plan regulador habla de un “área parque residencial de baja densidad, con características de barrio parque isla rodeado de costas sobre el río Paraguay y el arroyo Mburicaó, en tierras saneadas y rellenadas a cota 64, de alto valor ambiental y paisajístico, con equipamiento turístico y deportivo de alto nivel” (las negritas son nuestras).

Resulta deseable que, aparte de respetar la ley, la Municipalidad prefiera autorizar construcciones que favorezcan el atractivo turístico de la zona y no impliquen una amenaza para el ambiente, sobre todo cuando habrán de realizarse en un inmueble del dominio comunal. En otras palabras, que no “rife” al mejor postor unos terrenos muy afectos al sentimiento y disfrute de los asuncenos, pero más aún, muy valiosos para recuperar y rescatar ese entorno natural único.

La Intendencia y la Junta Municipal de Asunción tendrían que tomar mucho más en serio su deber de planificar y ejecutar el ordenamiento urbano y territorial, sin cruzarse de brazos ante su evidente vulneración. Hasta ahora, el plan regulador de Asunción es una verdadera tomadura de pelo.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...