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El nuevo incendio desatado en el Mercado Nº 4, que destruyó más de cincuenta locales comerciales, vuelve a llamar la atención sobre la constante amenaza que el mismo supone para la vida y los bienes de las personas, debido a la superpoblación de permisionarios, a las corruptelas de los inspectores municipales y a la desidia de los técnicos de la ANDE. Los intendentes y los ediles vienen y van, sin que nadie haga nada: si algo ha cambiado en los últimos años, ha sido para peor. Una y otra vez se advierte acerca de esa bomba de tiempo, pero allí sigue, con el peligro cada vez mayor de que llegue a explotar más temprano que tarde, causando una tragedia sin precedentes.
A tanto llega el descontrol que el director del “mercado”, Christian Bareiro, reveló que no tiene un plano de la manzana afectada por el fuego, sino solo un registro de 2.740 permisionarios; esto implica que no puede saber dónde tienen ubicadas sus respectivas casillas para efectuar los cobros y obligarlos a cumplir las normas de higiene y de seguridad, si es que existen. Dada la experiencia recogida tras los incendios en el Mercado de Abasto, se puede tener la certeza de que es muy alto el número de los ocupantes no registrados y que, por tanto, hay bastante dinero que no llega a las arcas municipales, sino al bolsillo de funcionarios delincuentes y sus respectivos padrinos. Además, esa invasión aumenta el hacinamiento e impide que los bomberos accedan a los focos de incendio; uno de ellos dijo ayer que no se podía ingresar por la calle Battilana, porque “está lleno de casillas; es intransitable”. Esto mismo lo reiteraron algunos vendedores que hablaron a los medios durante el incendio, que cada vez aparecen más casillas precarias cerrando todos los espacios disponibles. Con toda seguridad, esto lo saben los inspectores municipales que todos los días pasan por allí para recaudar.
Al respecto, el presidente de la Junta Municipal e intendente interino, Humberto Blasco (PLRA), informó que recibe continuas denuncias de que se soborna para permitir la ocupación irregular de espacios y que el director del mercado carece de autoridad, siendo ignorado por los “informales”; en otras palabras, quien allí lleva las riendas no sería Christian Bareiro, un allegado del sempiterno edil Augusto Wagner (PLRA). “Los jefes no dan el buen ejemplo y los de abajo hacen lo que quieren”, dijo.
Se quejan los permisionarios, y también el propio director formal pero no de hecho: se lamentó de que los técnicos de la ANDE hayan tardado “más o menos dos horas” en llegar al sitio del incendio, causado, aparentemente, por la gran cantidad de conexiones clandestinas a la red de energía eléctrica. Este inepto, por decir lo menos, estima que el 20% de los permisionarios comete tal delito, castigado por el Código Penal con hasta tres años de cárcel o con multa; si a ellos se suman los “informales”, puede presumirse que el porcentaje total de conexiones ilícitas es mucho mayor. ¡Increíble!
Y, como en todos los casos de este tipo que ocurren, los funcionarios se “tiran la pelota”, como se dice, o se reclama una coordinación interinstitucional, que, de hecho, debe existir en un Estado mínimamente eficiente. El gerente de Distribución de la ANDE, Guido Chávez, afirmó que los delincuentes rompen las tecnologías de seguridad y vuelven a conectarse; se trataría de un “inconveniente social” que requiere una planificación conjunta de dicha empresa estatal y de otras entidades. Pero, como las propias autoridades confirman la existencia de delitos, aparte de la indolente y podrida Municipalidad, también deberían intervenir la Policía Nacional y el Ministerio Público, más aún atendiendo que, según el gerente mencionado, los fiscalizadores de la ANDE son amenazados de muerte cuando quieren ejercer su función.
Está visto así que hay mucho que hacer, en más de un sentido, para limpiar Asunción de la inmundicia y la inseguridad concentradas en ese “mercado”, por lo que es preciso poner manos a la obra cuanto antes. Por de pronto, dado que las fiestas de fin de año sirven de pretexto para lanzar petardos y que estos objetos suelen acumularse en ese lugar, convendría que desde ya se vaya planificando para evitar que estallen antes de tiempo, con los resultados previsibles. Urge, además, que la Junta Municipal disponga la intervención del Mercado Nº 4, tal como lo hizo en agosto último con respecto al de Abasto, debido a una serie de irregularidades, como el tráfico de influencias para obtener locales y otras ventajas.
No vale la pena solo conocer los hechos, como lo hizo el concejal Blasco, pero esconder las denuncias en las gavetas de la Junta Municipal. Son frecuentes los comentarios de que los ediles de diferentes bancadas se reparten porciones de recaudación de la Municipalidad, como los mercados, la Terminal, el sector de tránsito, donde las multas aportarían sumas millonarias, de las cuales solo una parte sería objeto de rendición de cuentas. Ello explicaría que las cosas continúen igual en esa institución.
Poca esperanza cabe de que las cosas mejoren con la nueva administración a punto de asumir, que será presidida por el colorado cartista Óscar “Nenecho” Rodríguez, quien ya ejerció el cargo por un periodo pero que iniciará su nueva gestión con tan malos auspicios. A este paso, el infortunio seguirá ensañándose con Asunción y los asuncenos.