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Explicó que la ley de tarjetas, que se implementó a finales de 2015 y estableció un tope a la tasa de interés, afectó principalmente al segmento de la población con ingresos más bajos, debido a que ya no pueden acceder a este tipo de instrumentos de pago y, en contrapartida, benefició a sectores con capacidad de pago.
Correa dijo que aquellas personas con bajos ingresos que aún pueden acceder a las tarjetas lo utilizan para financiar otras deudas más caras, considerando que las tasas son bajas. A modo de ejemplo, los adelantos y retiros de efectivos con tarjetas de crédito crecieron 38%, de G. 2,59 billones pasó a G. 3,58 billones.
A su criterio, si bien esta posibilidad resuelve este tipo de situaciones, no es lo más recomendable dentro de una economía que quiere generar procesos de formalización en donde la mayor parte del comercio aún es informal. Desde la implementación de la ley de tarjetas la cantidad de plásticos se redujo en más de 130.000, pero el de débito aumentó 35.000.
Los datos a junio expuestos en el Card Meeting indican que en el mercado circulan 3.235.935 tarjetas de créditos y débitos y existen 23.679 comercios adheridos al sistema.
En cuanto a las compras por rubro, en el sector electrodomésticos y electrónica en un 70% se realizan con tarjetas de crédito y 30% con débito; en los supermercados, 56% con crédito y 44% con débito; en boutiques y tiendas, 64% con crédito y 36% con débito; estaciones de servicio 57% con crédito y 43% con débito.