Que no falte el queso de cabra en la mesa cada día

El rubro caprino con alta producción de leche y sus derivados es una tendencia cada vez más desarrollada en el mundo y especialmente en Francia. En la Alta Saboya la tecnología y la experiencia de los ganaderos nucleados en cooperativas pueden servir para la implementación de una fábrica en la ciudad de Emboscada. La consigna aquí es que no falte el queso de cabra en la mesa.

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La experiencia francesa en elaboración de quesos es una prueba de que se puede trabajar en la instalación de una fábrica en la ciudad de Emboscada, donde se puedan elaborar diversos productos derivados de la leche de cabra, como también de la oveja y de la vaca. Esto está en el interés de la Cooperativa de Productores de Leche de Cabra (Cooprokal).

En el departamento de la Alta Saboya, juntamente con el turismo, se desarrolla una lucrativa actividad en cuanto a producción de la leche de cabra y su industrialización.

Esta actividad está a cargo de productores de todos los niveles, quienes en su gran mayoría están organizados en cooperativas. El rubro caprino ha adquirido mayor importancia en todo el mundo, siendo Francia uno de los países que mejor está desarrollando la industria y los productos elaborados, principalmente el queso. Ello representa para los criadores una muy buena fuente de ingresos.

Cuando llegan las vacaciones europeas (julio/agosto) millones de franceses se desplazan a los centros de turismo, en verano a las playas, aunque cada vez hay mayor interés hacia las montañas.
Entre los atractivos diversos la cocina representa uno de los principales y aquí resalta un dato curioso: que no falte el queso elaborado de la leche de cabra, como postre digestivo o, a veces, reemplazando con ventaja al plato principal cuando no hay apetencia por este.
Por eso donde acuden los turistas la consigna es que no falte el queso de cabra, constituyéndose el rubro en una actividad importante desde todo punto de vista.

En la Alta Saboya, departamento donde nos encontramos, pudimos ver que la tecnología no ha desplazado al trabajo artesanal y tradicional. Al contrario, se favorecen. El saber hacer (savoir faire) es también en este rubro delicia y orgullo.
El trabajo en familia sigue igual, pues las condiciones climáticas de las montañas exigen el mismo esfuerzo de siempre en la cría de las cabras.
En verano, en las montañas, la labor sigue sin pausas y en invierno, obviamente bien abrigados, en viviendas con las comodidades modernas y con los animales en barracas apropiadas y bien alimentados con pasto seco acumulado, heno y maíz producido en la misma granja. En una palabra, como lo hace la hormiga, en verano se guardan alimentos para todos y hay trabajo todo el año.

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