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De acuerdo con ese análisis, actualmente existen 2,5 millones de niños, niñas y adolescentes, de los cuales más de 400.000 se encuentran en situación de pobreza y más de 600.000 sufren hambre.
Es decir, cerca del 42% de los niños, niñas y adolescentes del país se encuentran desnutridos o con riesgos de desnutrición porque nacen en hogares con condiciones de pobreza extrema o pobreza.
Añade que la desnutrición produce daños irreversibles en la salud y capacidad de las personas, pero que el problema no solo es de alimentación y salud, sino también la educación.
“Hace poco, el Foro Económico Mundial ubicaba a Paraguay en el lugar 138 de 142 países por sus condiciones educativas. En ese sentido, 250.000 niños, niñas y adolescentes están fuera del sistema educativo formal y, respecto de los que se encuentran en él, solo el 30% llega a concluir la educación media (o, lo que anteriormente se denominaba bachillerato)”, destaca. Añade que Paraguay está pasando por una oportunidad histórica llamada etapa del “bono demográfico”, que consiste en una transición demográfica en la cual se amplía la población en edad productiva como consecuencia del descenso de la mortalidad y la fecundidad. “Es decir, aumenta el sector productivo de la población (trabajadores/as) sobre los sectores dependientes (niños/as y personas adultas mayores)”, advierte.
Agrega que hace 60 años, el sector productivo de la población era del 50%, el de los niños/as 47%, y el de las personas adultas mayores del 3%. Hoy es de 62%, 33% y 5%, respectivamente. Alerta que esta coyuntura se prolongará por alrededor de 40 años más, hasta que el peso de los sectores dependientes comience a ser importante, por el crecimiento de la población de personas adultas mayores.
Con este “enorme caudal de personas” en edad productiva, con bajo porcentaje de población dependiente, el país tiene la gran oportunidad para resolver los problemas más acuciantes de la pobreza y apostar al desarrollo inclusivo y sustentable. “Sin embargo, con altos niveles de pobreza, informalidad laboral y subempleo; niños y niñas en situación o riesgo de desnutrición, excluidos de la salud y la educación, no estamos aprovechando... ninguna oportunidad, sino más bien reproduciendo desigualdades e hipotecando cualquier posibilidad de desarrollo futuro”, advierte.