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La permuta partidaria
Algunos sostienen que el proceso democrático vivido desde febrero del año 1989 en el Paraguay desnucó a un cúmulo de partidos políticos emergentes, tales como el Encuentro Nacional (PEN), la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), el Partido Humanista Paraguayo (PHP), el Partido País Solidario (PPS), el Partido Patria Querida (PPQ), el Partido de los Trabajadores (PT), otros tradicionales como el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el Partido Revolucionario Febrerista (PRF), el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y el Partido Comunista (PC), y otros de izquierda, dejando solo al Partido Colorado vivito y coleando.
Un partido político es una organización o asociación política estable, que apoyada en una ideología determinada afín entre sus afiliados y seguidores aspira legítimamente a ejercer el poder de una nación en algún momento de su vida institucional, para lograr imponer y desarrollar su ideario y programa político.
En función del concepto antes descripto, ¿puede alguien juicioso afirmar que la Asociación Nacional Republicana es hoy un partido político cuando solo le interesa la primera parte de la definición, “ejercer el poder” arrendando su organización al mejor postor, sin importarle los antecedentes del mismo, al punto de postular a quienes nunca han participado en un concurso electoral interno? ¿Impone y desarrolla su programa de gobierno la ANR?
¿Este partido ejerce realmente el poder en el país en la actualidad? ¿Cuál es su ideología, conocida y aceptada sin cuestionamientos por la mayoría de sus afiliados? ¿Continúa vigente conforme a la definición comentada con anticipación? ¿Fue desnucado también por el proceso democrático de los últimos cinco lustros?
¿El partido puede existir como tal cuando muchos de sus parlamentarios dicen desconocer el programa de gobierno que los llevó al poder, al punto que requieren discutirlo todavía, luego de 14 meses de asumido el poder? ¿No debería el “único partido con vida”, permutar ya la sigla que lo define –ANR– por ANRAP (Asociación Nacional Republicana de Alquiler Partidario) a fin de ser más coherente con la realidad palpitante?
Aníbal Reinaldo Pangrazio
Sentimiento
He leído una publicación del diario Clarín de Buenos Aires, donde el señor José Luis Chilavert (ídolo indiscutido) destaca el momento que vive la economía paraguaya y no se equivoca cuando manifiesta que Paraguay tiene las tres cosas más importantes que los países buscan: energía, alimento y agua y destaca con acierto lo que para mí es fundamental que es la impronta de trabajo de sus compatriotas.
Tuve el privilegio de pisar tierra paraguaya por primera vez a los 23 años y desde ese mismo instante quedé enamorado de ese hermoso país y me convertí en un paraguayo más. Mis lazos familiares en Argentina me impidieron radicarme definitivamente, pero siempre supe que estaba trabajando en un país de enorme potencial, por sus características geográficas (y vecinos inestables), por la riqueza de su tierra, por la libertad de desarrollo personal que brinda y una pujante generación que inevitablemente explotaría y llevaría al país a un destino de grandeza como el que hoy disfrutan.
Hoy, a los 68 años, saludos a mis queridos amigos paraguayos y los felicito por el esfuerzo que han realizado para poner a Paraguay en el sitio de privilegio que hoy lo distingue.
Ricardo Cecotti
Garzón
Realmente asombrosa la facilidad con que cualquier profesional extranjero que llega a nuestro país es destacado y ensalzado sin mérito alguno, atribuyéndole además condiciones y atributos de que carecen. Un caso ilustrativo de este aserto es el del abogado español Baltazar Garzón, cuya fama la obtuvo en un caso de repercusión internacional y en el que indebidamente se atribuyó competencia para procesar, siendo juez español, a un exjefe de Estado por la comisión de hechos punibles ocurridos en el país del mismo (Chile) y, por tanto, categóricamente fuera de su jurisdicción. Posteriormente, este infatuado personaje fue expulsado de la magistratura de su país por la comisión del peor de los delitos que pueda cometer un juez: prevaricato, y eso en España, donde no cabe duda la medida fue adoptada con contundentes argumentos que jamás fueron contestados por este “eminente jurista”, expulsado de la judicatura, pese a lo cual incomprensiblemente es considerado y ponderado en nuestro ambiente jurídico. Realmente incomprensible.
Hirán Delgado Von Lepel