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Murphy es especialista en competitividad y cluster regionales, conjugando educación, fuerza laboral y crecimiento económico con énfasis en estrategias de desarrollo de talento pertinente y equitativa. Fue premiada por el Instituto para la Estrategia y Competitividad de Harvard Business School, por su contribución a la red de afiliados internacionales de Microeconomía de la Competitividad. Llegó al país la semana pasada para hablar sobre “El rol de la educación en la competitividad”, invitada por Pragmática (Instituto de Investigaciones para la Estrategia, Competitividad y Desarrollo) y la Universidad Evangélica del Paraguay. En ese contexto, la investigadora visitó la redacción de este diario y explicó que la educación superior y la de capacitación técnico-profesional son factores determinantes para el crecimiento económico con equidad y para la competitividad de un país o región.
“Normalmente la educación y la fuerza de trabajo no son prioridades en el desarrollo económico, pero la experiencia me demuestra que hoy el recurso natural más importante es el talento humano”, afirmó. Por ello, la especialista recomendó que se desarrolle lo que ella llama “la línea de talento”, necesaria para que el país se vuelva competitivo y pueda atraer el tipo de inversiones que generen el trabajo que se requiere para progresar.
“Cuando se habla de competitividad, se debe hablar de darle a la persona el mapa de cómo puede desarrollar su carrera laboral, sin remiendo. Es decir, diseñar el camino para que todas las personas tengan el desarrollo de carrera de largo plazo para que vean que si se siguen capacitando, van a ganar más”, agregó.
La economista Gladys Benegas, directora de Pragmática y anfitriona de la especialista extranjera, añadió a lo expuesto por Murphy que Paraguay reúne algunas condiciones que en las últimas décadas generaron una tasa de crecimiento entre las más altas del continente.
Sin embargo, el déficit más marcado es el relativo a la educación superior y a la formación de mandos medios que fueron desatendidos tanto por el sector público como por el privado. Esta situación, según ambas profesionales, constituye un escollo para alcanzar un desarrollo de mejor calidad y una mayor calidad de vida para la mayoría de la población.
Por lo tanto, Murphy destacó que hay perspectiva de oportunidades, para lo cual los sectores empresariales tienen que reconocer las credenciales de sus trabajadores, mejorando un poco el salario como incentivo. “Se debe crear una certificación que el sector laboral reconozca como válida, creando la perspectiva de que hay un camino para progresar”, puntualizó.
Fuerza de trabajo
Una parte clave de la experiencia de Burke Murphy fue alinear la oferta educativa con las necesidades de la fuerza de trabajo y la demanda de desarrollo económico. Trabajó con instituciones de educación superior en temas de competitividad regional con estrategias basadas en la localidad (rurales y urbanas) en los Estados Unidos, México, América Central y Sudamérica. Con ese bagaje, actualmente se dedica a promover que las regiones sean más innovadoras en torno a la colaboración inclusiva, y transformadora, que contribuya a la competitividad regional.