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La obra responde a evaluaciones realizadas por técnicos de la empresa, que coinciden con la inquietud de los vecinos de la zona. El estancamiento de las aguas por el efecto dique de la ruta, genera grandes pérdidas a los productores e incomodidad para las familias que sufren la inundación de sus viviendas y caminos de acceso. Actualmente, la vía de 134 kilómetros, es objeto de trabajos de reconstrucción en gran parte de su extensión. El terraplén que pasa por los grandes esteros del Ñeembucú sufre la presión del agua cuando se registran grandes precipitaciones y el líquido se escurre con lentitud por los tubos instalados, según el diseño original. El refuerzo con alcantarillas celulares, aliviará la presión y ayudará a prolongar la vida de la capa asfáltica. También se ha insistido con el control de peso, evitando lo que era cotidiano meses atrás, el paso de grandes camiones transportando piedras, madera, arroz y otros productos, con evidente sobrepeso.
Actualmente los trabajos de reconstrucción se realizan en varios frentes, en las cercanías de Pilar se ocupa la mayor parte de las máquinas y hombres contratados por la empresa “T&C”. En algunos tramos la tarea ha concluido y el asfalto luce totalmente renovado. La restauración terminará el año próximo, debiendo la constructora encargarse del mantenimiento por cinco años, según el contrato con el MOPC. El Ing. Francisco Griñó, de la empresa vial, dijo que las modificaciones en el diseño y la reconstrucción de gran parte de la vía pretenden prolongar la vida del asfalto y evitar que en los próximos años el pavimento deba ser objeto de trabajos importantes. “Con la optimización del diseño y el buen trabajo de base, además de ofrecer garantías a los automovilistas, buscamos que los trabajos de mantenimiento sean mínimos, beneficiando a la firma”, comentó el empresario vial.