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La restricción se dio luego de que la casa comercial abriera una sucursal sobre la avenida Defensores del Chaco, en la que mantenía sus precios por debajo de los demás comercios.
Las publicaciones del 2010 señalan que de 33 empresas proveedoras, eran 14 las que desde un inicio se negaron a venderle al comercio, con la explicación de que, si lo hacían, “otros clientes” dejarían de comprarles.
De acuerdo con los informes manejados, las mayores cadenas de supermercados eran las responsables de la presión a los proveedores, ya que de esta área surgió la imposición de “precios sugeridos”.
Algunas de las marcas que no habían dejado de ser comercializadas en Casa Grütter: son Garoto, Toddy, Cusenier, Coqueiro, Pulp, Zucaritas, Nivea, Miller, Terrabusi, Arcor. También están Caricia, Carozzi, Poett, Frutika, Mar, La Serenísima, Ser, Lago Azul, Plusbelle, Lactolanda, Kurupí, Te Guaraní, La Pradera y Primicia.
Cuestionó la Defensoría del Pueblo
En ese entonces, la Defensoría del Pueblo había señalado que “la presión ilegal, inmoral e indebida ejercida contra Casa Grütter es un grave atentado contra la Constitución, ya que en su Art. 107 establece que el Estado debe garantizar la competencia en el mercado. “No serán permitidas las creaciones de monopolios y el alza o la baja artificiales de precios que traben la libre concurrencia”.
Protocolo del Mercosur
La postura de las empresas violó también la Ley 1143/97, que aprueba el Protocolo de Defensa de la Competencia del Mercosur, que considera infracción “fijar, imponer o practicar, en acuerdo con competidores o individualmente, precios y condiciones de compra o venta”, además de “influir en las conductas comerciales”.