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Camiones tipo doble eje con chapa paraguaya llegan desde varias zonas de San Pedro y Canindeyú hasta Pindoty Porã y muy cerca de la línea de frontera proceden a la venta a acopiadores brasileños. En un lugar ubicado cerca de la avenida principal de Pindoty Porã, a tres cuadras de la línea de frontera, se pesa la materia prima, en una báscula improvisada, y luego, con apoyo de estibadores brasileños, se hace el transbordo de la mandioca a camiones de diferentes capacidades.
Según los datos, al terminar el transbordo de la mandioca el camión paraguayo vuelve a pesarse ya vacío y recibe el pago en efectivo, con un plus del 3% por exactitud.
El camión brasileño, una vez completada su carga, sin más trámites cruza la frontera por Sete Quedas y se dirige rumbo a alguna fábrica brasileña. “No existe ningún tipo de control de institución pública alguna, ni de Aduanas ni de la Policía, mucho menos del Senave. Tampoco del lado brasilero existe control. Todos parecen estar haciendo la vista gorda a esta situación que perjudica a la industria nacional”, según las fuentes.