Comienza a despejarse la incógnita de Itaipú 2023

La gran incógnita que deberá despejarse el 13 de agosto de 2023 es la tarifa de la energía de Itaipú que los gobiernos de nuestro país y del Brasil deben acordar en esa fecha, señala el Ing. Juan José Encina, secretario de la Asociación de Ingenieros del Sector Eléctrico Paraguayo (Aisep).

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Visto que la entidad paraguayo-brasileña debe cancelar su deuda para la fecha de referencia, en la Cámara de Senadores de nuestro país discuten la posibilidad de que nuestro gobierno plantee a su par brasileño que se mantengan los actuales niveles tarifarios y que el ingreso adicional que tendrá el ente se distribuyan los dos países en forma igualitaria.

De acuerdo con las estimaciones de los técnicos que trabajan con los senadores que impulsan la campaña nacional de audiencias públicas “Itaipú, hagamos patria”, si se adopta este procedimiento, cada país ingresará por año una suma extraordinaria que ronda los US$ 1.000 millones.

No obstante, el Ing. Encina, luego de analizar la Memoria y Balance 2016 de la binacional, recala en la siguiente conclusión: “Finalmente, la situación señalada plantea que ya está respondida la gran incógnita para el 2023, que es la tarifa a ser acordada”.

Reducción tarifaria

“Las señales que dan el incremento de las tarifas equivalentes de Itaipú para ANDE, el aumento de los importes de la cesión de energía para Paraguay y el aumento de tarifas para el consumidor paraguayo anticipan que se está creando un escenario propicio para que en el 2023 la única salida sea la reducción de la tarifa equivalente de Itaipú, que beneficiará principalmente al Brasil y eliminará la opción que tendría nuestro país de acceder a US$ 1.000 al año si se mantiene la tarifa. Además, está claro que no se cuestionaría que se siga cediendo obligatoriamente la energía a Brasil a una tarifa reducida”, advierte.

Añade a continuación que “estos dos aspectos: tarifa y disponibilidad de la energía, parece que ya son temas definidos por ciertos grupos de interés con mucha influencia en Brasil”.

“Ojalá los negociadores en el 2023 no vuelvan a mencionar que ‘es lo mejor que pudimos conseguir’, sino que se plantee lo que conviene al país en forma global y que los mismos estén basados en un Plan Nacional de Desarrollo y en una política energética aplicable, que fomente el consumo interno de la energía eléctrica, modifique la matriz energética (reduciendo la biomasa y los hidrocarburos) y busque el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los habitantes del país”, finaliza.

El 13 de agosto de 2023, dentro de seis años y 46 días, vence el plazo establecido por el tratado para que los gobiernos revisen las disposiciones de su Anexo C.

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