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Añaden los responsables de la Escuelita que de esta manera Itaipú “subsidió la expansión del desarrollo industrial brasileño desde la segunda mitad del siglo XX, en perjuicio de los intereses de nuestro país, pero explotando también al consumidor brasileño”.
Agregan que el diseño “totalmente pro brasileño de la entidad” fue concretado bajo regímenes autoritarios en Brasil y Paraguay, un defecto estructural de nacimiento de la denominada entidad binacional Itaipú, que no fue corregido en los respectivos procesos de democratización en ambos lados de la frontera común”.
Sobre las investigaciones del politólogo paraguayo-norteamericano Miguel Carter, explican que desarrolló y perfeccionó el método de cálculo del profesor Jeffrey Sachs. Sin desdeñar los aportes locales, Carter calculó el forzado “subsidio” del Paraguay al Brasil, con sus supuestos precios de la energía cedida, fundamentó sus estimaciones en los siguientes conceptos y macronúmeros:
Según las cotizaciones del mercado mayorista: US$ 36.900 millones hubieran correspondido a nuestro país por su energía, el de largo plazo de las hidroeléctricas: US$ 50.200 millones. Según las cotizaciones del mercado industrial: US$ 56.200 millones; del cotejo con precios del barril de petróleo se infiere que las pérdidas paraguayas fueron US$ 99.100 millones. El promedio de estos cantidades es US$ 57.700 millones, suma que utilizó para calcular el impacto negativo de las pérdida en el desarrollo de nuestro economía.
De haber recibido tal cantidad, según el profesor Carter, nuestro país ya hubiera sido del primer mundo, porque hubiera podido desarrollar su infraestructura, mejorado su inversión en salud y educación, etc. Apunta, igualmente, que “el calor popular” detrás de los negociadores es muy relevante.