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Sin embargo, las recientes experiencias demostraron que más información no surtirá efectos en una mejor disciplina de mercado si ella no viene acompañada de códigos de buena conducta de mercado, usuarios mejor capacitados en cuanto a sus derechos y responsabilidades en materia financiera y entidades comprometidas en evitar y erradicar eventuales prácticas abusivas, agregó.
Es importante que las instituciones financieras desarrollen una gestión integral de riesgos, con el soporte de sistemas que administren todos los riesgos a los que se expone cada entidad, estructuras que permitan analizarlos integralmente, y con identificación de las correlaciones entre los diferentes riesgos.
Apuntarán a objetivos estratégicos como la promoción de una gestión profesional de las entidades financieras, de acuerdo con las mejores prácticas bancarias, responsabilizando a sus órganos de gobierno de una adecuada gestión de riesgos, acorde a la complejidad y tamaño de sus operaciones.
Además, ejercer una supervisión y regulación eficaz mediante la combinación apropiada de herramientas según el perfil de riesgo de cada institución. Promover la mejora permanente de la información recibida por el supervisor y volcada al mercado, aplicando criterios de transparencia, oportunidad, calidad y cantidad. Igualmente, fortalecer constantemente las capacidades de regulación y supervisión en los recursos humanos, concluyó Colmán.