Veinte años no son nada

MOSCÚ (Federico Arias, especial). Veinte años después, ¿será la hora de Francia de volver a levantar la Copa, como lo hicieron Deschamps –hoy entrenador–, Zidane, Henry, Djorkaeff y nuestro mal recordado Blanc, entre otros.

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Tiene argumentos de sobra y, como aquel gran equipo, en todas las líneas posee figuras del primer mundo futbolístico, empezando por Lloris, que entre Uruguay y Bélgica atajó pocas, pero muy difíciles e importantes.

En el fondo, la elegancia y el salto de Varane es la mezcla perfecta a la fortaleza de Umtiti, grandes custodios en su área y agresivos en el área rival, flanqueados por dos jóvenes laterales como Pavard y Hernández, que no solo son buenos en el mano a mano, sino que ambos construyen golazos, como aquel que empezó a dar vuelta a Argentina en octavos.

En el medio, un punto muy fuerte del rival, con Modric y Rakitic, los azules cuentan con la fortaleza y los grandes relevos de Kanté, la presencia de Pogba, que cuando decide acompañar en ataque es una locomotora, y la dinámica y juego de Matuidi, capaz de enviar grandes asistencias aun en zonas muy pobladas.

Otra fortaleza de este equipo es saber cuándo hay que poner fuerte, y saber cuándo ejercer el fútbol champagne, ese que destila Mbappé en cada pique o asociación, o Griezmann en cada pincelada de zurda, más allá de su instinto asesino hacia el arco contrario.

El “distinto” es Giroud, sin el talento de sus compañeros de ataque, pero con una enorme entrega que salvaguarda las cosas en los momentos difíciles, como aquel primer tiempo ante los belgas.

Parece ser la hora de Francia; tiene todos los elementos que un campeón requiere. Enfrente encontrará a una Croacia con el ánimo por las nubes por haber llegado hasta aquí, en una mezcla de talento y heroísmo, aunque los fríos números digan que hace tres juegos no puede ganar en los noventa.

Por eso Francia espera seguro; no tendrá que confiarse, y deberá estar afilado, para no dar la posibilidad de otro zarpazo épico a los liderados por Modric, ya que los que juegan a lo campeón desde octavos y vienen pensando seriamente en su segunda corona son les bleus, certificando que veinte años no son nada, más allá del valiente corazón balcánico.

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