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“Ahora ha tomado una decisión que hay que respetar. Alemania es un país abierto y la integración de personas con orígenes en la inmigración es una tarea clave del gobierno”, añadió.
La ministra de Justicia, Katarina Barley, calificó como “una señal de alarma el hecho de que un gran jugador como Mesut Özil no quiera actuar más en su país por el racismo y no se siente representado por su Federación”.
Özil anunció el domingo su renuncia a la selección molesto por las críticas que recibió tras sacarse una foto con el presidente turco Racep Tayyip Erdogan, en marzo pasado en Londres.
“Solo brilla contra San Marino”
“Estoy contento de que haya terminado la pesadilla. Hace años que su juego es una basura. El último duelo que ganó fue antes del Mundial de 2014. Solo brilla cuando juega contra San Marino. Y ahora se escuda a él mismo y a su mierda de juego detrás de esta foto”, declaró Uli Hoeness, presidente de Bayern Munich.
“Tengo dos corazones, uno alemán y otro turco. Nací y fui educado en Alemania. ¿Por qué hay gente que sigue sin aceptar que soy alemán?”, se preguntó el domingo Özil, de 29 años, campeón del mundo en Brasil 2014.
“Para mí, hacerme una foto con el presidente Erdogan no tiene nada que ver con la política o con las elecciones, sino con el respeto hacia el máximo cargo del país de mi familia”, explicó Özil, alemán de ascendencia turca.
Apenas conocida la foto, el presidente de la Federación alemana, Reinhard Grindel, criticó el hecho y dijo que su Federación “defiende valores que no son suficientemente respetados por el señor Erdogan”.
Apoyo desde Turquía
El ministro de Justicia de Turquía, Abulhamit Gul, dijo que Özil “anotó el gol más bello contra el virus del fascismo”. El alcalde de Devrek, pueblo sobre el Mar Negro origen de la familia de Özil, y que dedica su calle principal al jugador, dijo que cambiará la gigantografía del crack con la camiseta de la selección alemana con la de su foto con Erdogan.