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“Como a mí me costó muchísimo en un principio acceder a una lancha, entonces dije, bueno, voy a alquilar una lancha y si se quieren prender, que se prendan y fue un éxito, muchísima gente anotada, no me esperaba que tenga esta repercusión”, dije la atleta.
En los dos días de duración, las sesiones de veinte minutos se centraron en la postura. “Una vez que corregís la postura, aprendés a utilizar la tensión de la cuerda y la potencia de la lancha a tu favor para evolucionar, saltar, ir más alto, para tener control en todo momento”, expresó al recalcar que una mala postura puede causar caídas y lesiones.
“Tuve casos de chicas que nunca saltaron y me dicen ‘qué eso nomás era?’ y esas son las cosas que te dan satisfacción al final del día”, contó Ana, quien cree que esta es una manera de devolver las enseñanzas que recibió en los Estados Unidos, donde entrena parte del año.