De cabeza rechaza la injusticia

De excelente defensor que dejó su sello en Olimpia y en la selección nacional, además de haber jugado en el exterior, Rogelio Wilfrido Delgado (60 años) pasó a ser cabeza visible de la lucha por la defensa de los derechos de los futbolistas profesionales. Como presidente de Futbolistas Asociados del Paraguay (FAP), Rogelio vive de cerca las necesidades y padecimientos de los futbolistas y exjugadores más carenciados así como las promesas incumplidas de dirigentes, en esta época de pandemia y en cuarentena.

Uno de los grandes equipos de Olimpia que lo integraron Rogelio Delgado, a su izquierda, Éver Almeida, Juan Anastacio Caballero, Gustavo Benítez, Vicente Escalante y Roberto Kraussemann (de pie); Rafael Bobadilla, Hugo Talavera, Osvaldo Pangrazio, Jorge Guasch y Eduardo Ortiz (en cuclillas). Fue en el triunfo por 2-1 sobre Luqueño, el 6 de enero de 1984, en el tercer juego del segundo triangular final del campeonato de la temporada de 1983.
Uno de los grandes equipos de Olimpia que lo integraron Rogelio Delgado, a su izquierda, Éver Almeida, Juan Anastacio Caballero, Gustavo Benítez, Vicente Escalante y Roberto Kraussemann (de pie); Rafael Bobadilla, Hugo Talavera, Osvaldo Pangrazio, Jorge Guasch y Eduardo Ortiz (en cuclillas). Fue en el triunfo por 2-1 sobre Luqueño, el 6 de enero de 1984, en el tercer juego del segundo triangular final del campeonato de la temporada de 1983.

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Preguntado acerca de los años que lleva al frente de FAP, Rogelio, señaló: “Soy presidente hace cinco años, oficialmente. Porque en ese tiempo volvimos a ser reconocidos por la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales, que es una matriz con sede en Ámsterdam, Holanda”.

Reseñando lo que había pasado antes de esto, indicó: “Se había descubierto una gran corrupción en el fútbol paraguayo. Estaban robando la plata de los futbolistas. Desde la Asociación de Futbolistas operaban como empresarios y no defendían para nada los intereses de los mismos sino los intereses de los clubes, porque hacían negocios con los dirigentes. No cumplían ese rol principal que es la defensa de los derechos de los jugadores y más bien se dedicaban a hacer negocios con los directivos”.

En ese orden, prosiguió: “Eso se mantuvo por varios años. En el 2008 fue descubierto todo y fuimos expulsados de la Federación Internacional por ese motivo. En noviembre de 2013 volvimos a ser miembros de la Federación. Tuvimos que recuperar la credibilidad, demostrar organización, demostrar que verdaderamente no éramos lo anterior sino que estamos para defender los derechos de los futbolistas. Se empezó a encauzar todo de nuevo y tuvimos casos importantes, como fue acompañar la defensa de Sebastián Ariosa, cuando fue declarado con enfermedad y se le rescindió su contrato (con Olimpia). Demostramos que eso no podía ser y él como uruguayo contrató abogados de su país. Nosotros acompañamos el proceso y se ganó a través del TAS”.

Siguió: “Después tuvimos muchos casos de jugadores que se lesionaron de forma grave y fueron despedidos de su club. También un caso similar al de General Díaz actualmente, fue el de Cerro de Franco, cuyos jugadores llegaron a más de cinco meses sin cobrar sus salarios y la pasaron muy mal. Desde 2013 en adelante hemos hecho una administración que aparte de transparente, volvió a ser confiable a los ojos de la Federación de Futbolistas. A raíz de eso, dentro de las organizaciones pequeñas del país, seguramente somos de las más sólidas”.

Añadió: “Esto se logró conformando una plataforma de gestión a través de la Federación. Generamos recursos con los derechos de imagen de los futbolistas paraguayos. Eso funciona así, la Federación Internacional firma los contratos, nosotros aceptamos y hay una plataforma de gestión orientada a la explotación de las imágenes. Estamos muy cercanos a todo eso, conociendo a los futbolistas que están en el plano internacional, el nivel que tiene la selección en el ranking de FIFA y de acuerdo a eso se determinan los porcentajes. Asistimos a los congresos que se realizan, dos mundiales y dos en la división América de la Federación”.

En cuanto a lo que apunta la FAP, Delgado refirió: “Lo más importante para nosotros es generar más recursos. Tenemos un proyecto de tener la casa de los futbolistas, con un centro médico de diagnóstico básico y un centro educativo con orientación deportiva para futbolistas jóvenes y un centro de capacitación para futbolistas activos y retirados. Son grandes objetivos y hoy en día contamos con los recursos necesarios para llevarlos a cabo, junto con la ayuda de la Federación Internacional. Nos hemos propuesto ahorrar y hoy en día tenemos suficientes recursos para ese propósito. Lo mejor es que hoy somos confiables, con una administración transparente y eso facilita más el camino”.

Además el exdefensor expresó: “Aparte de eso hemos preparado a nuestra gente, en materia contable, capacitando a asesores jurídicos que ya son especialistas en derecho deportivo, gente de marketing especializada y todas estas especializaciones se hacen generalmente a nivel internacional. Se contacta a través de talleres a distancia en línea”.

Sus comienzos y trayectoria

Resumiendo acerca de su dilatada carrera futbolística, Rogelio Wilfrido Delgado Casco refirió: “Comencé en el fútbol a los 12 años en la primera escuela de fútbol oficial que tuvo nuestro país, en el Olimpia. En el Paraguay solamente jugué en Olimpia y en la selección nacional. Me tocó estar con una generación brillante de jugadores, la del 78 en Olimpia que ganó seguido los campeonatos hasta el 83. Estuve en las copas que se ganó ese año, Copa: Libertadores del 79, Interamericana, Intercontinental. Con la selección fui capitán en México 86, que clasificamos luego de 28 años para un Mundial. Ese equipo fue espectacular. En el medio, Romerito, Nunes, Adolfino Cañete y Roberto Cabañas, ya habla de la jerarquía que había”.

Añadió: “Creo que podíamos haber llegado más alto en ese Mundial. A Inglaterra le aguantamos hasta los 30 minutos y erramos como tres posibilidades de gol. Después, la parte física con los partidos seguidos nos afectó y ahí Inglaterra nos sacó ventaja, porque en la preparación había una gran diferencia. Después del Mundial fui transferido a Independiente de la Argentina. En el 92 pasé a Universidad de Chile y fuimos campeones después de 25 años que la institución no lo conseguía. En Independiente fui bicampeón del fútbol argentino en el 88 y 89. En todos los equipos siempre fui capitán”.

Y manifestó: “Salí campeón con la U en Chile en el 95 con 37 años. Ahí me ofrecieron armar un grupo de trabajo en Colo Colo, con Gustavo Benítez, quien era el entrenador. Era pasar de un club al rival, pero acepté por aspectos que puse en la balanza y trabajé dos años en Colo Colo, a cargo de todas las formativas y asistiendo a Gustavo Benítez, en el primer equipo. En principio estábamos los dos juntos. Salimos campeones 95/96 y fue un proceso muy exitoso con Gustavo”.

Lo que representó para él jugar en el extranjero, dijo: “Por sobre todo, salir del país es bueno para capacitarnos. Saliendo se percibe la falta de formación que tenemos los futbolistas paraguayos, al menos en esa época. Eso nos limita en tener futbolistas de jerarquía, porque hay debilidad en el sistema de formativas. Los criterios que se manejan son resultadistas, hasta en las escuelas de fútbol, personalistas e inmediatistas, son los tres criterios que priman en el proceso nativo de futbolistas y es totalmente perjudicial. En lo personalista, solo vale lo que dice el profesor. Resultadista, que tenemos que ganar de cualquier manera y se atropella fases que tienen que ver con la formación. Inmediatista, hace que nos fijemos en el primer contrato del futbolista, que nos pueda dar resultados en lo económico. Invertimos un poco y pensamos en hacer negocio enseguida con los jugadores juveniles”.

Siguió diciendo: “Sin embargo, los procesos de formación tienen que mirar una carrera futbolística de diez, quince o veinte años, esos son los criterios que tienen que prevalecer. Los clubes no deben tener influencias de gente externa. Los dirigentes negocian con representantes y también algunos técnicos que se prestan.

Rogelio Delgado nació el 12 de octubre del 59 en el barrio Tablada Nueva, de Asunción. Hace años vive en su residencia de Limpio, donde a menudo realiza obras sociales de asistencia como en estos días de cuarentena. Al respecto, señaló: “Con los años fui construyendo el Centro Educativo Espíritu Santo, que se encuentra en Mariano Roque Alonso, con orientación deportiva y espiritual. Además, tenemos un grupo fuerte de amigos, que se llama Despertar Limpeño. Realizamos asistencia a gente carenciada, con medicamentos, consultas médicas. En política estuve también con algunos proyectos porque creo que la política es buscar hacer el bien. Esa es la política verdadera. No podemos ser indiferentes cuando hay tanta inequidad en nuestro país”.

Finalizó: “El fin de la política es hacer el bien. Potencialmente estoy en cualquier movimiento que busque el bien, sin banderías partidarias porque lo más pernicioso es la forma de hacer política en nuestro país. Los llamados políticos piensan solamente en su bolsillo. En el Paraguay somos riquísimos, pero empobrecidos por unos cuantos egoístas que se llevan todo. La gran riqueza de una persona es el altruismo. Y la gran pobreza es la codicia”.

La pandemia y los clubes

La aparición del coronavirus y las medidas adoptadas como prevención, agravaron la situación ya de por sí crítica de algunos clubes. Al respecto, Rogelio Delgado, manifestó: “En medio de esta situación nosotros tenemos más dificultades de salarios impagos a jugadores, que efectos de la pandemia propiamente. Eso es lo más grave. Estamos presentando una nota a la APF porque creemos que el fútbol y los futbolistas generan suficientes recursos como para pagar lo básico para un trabajador que es su salario. Planteamos que un club que deba dos o más meses ya pierda puntos en el campeonato. Con reincidencias, que pierdan más puntos y hasta la categoría si se diera el caso. Así se manejan estas cosas en el fútbol internacional, en el mundo eso está implementado, no es algo que se nos ocurre nada más”.

Acerca del caso puntual del club General Díaz, aseveró: “La dirigencia de General Díaz ya retiró de la APF 1.100.000 dólares, lo que le correspondía por todo este año. Y no pagaron ni un solo mes en de salario en lo que va del año. Ese es un caso gravísimo que tenemos y estamos muy preocupados. Incluso deben todavía meses de sueldo del año pasado. ¿Cómo va enfrentar el resto”.

En cuanto al derecho del jugador a reclamar, apuntó: “Lo que establece el derecho deportivo es que un jugador puede presentar el reclamo por causa justa y rescindir su contrato. Reclamar toda la deuda que el club tiene con él y todo lo que le queda de salario por contrato. Lastimosamente muy pocos jugadores hacen ese reclamo. La FAP se hace cargo de los reclamos ante la APF y la Justicia Ordinaria. Es inexplicable que no apelen a eso los jugadores afectados porque por las dos vías se puede hacer buscando rescindir el contrato. En este momento no estamos insistiendo con este tema porque el futuro es incierto con la situación en que estamos”.

Del acompañamiento que hacen con los jugadores afectados por dicha situación, señaló: “Estamos en comunicación permanente con ellos. Sabemos lo que están pasando. Los muchachos aguantan porque tienen una paciencia tremenda, hasta que el agua les llega al cuello y ahí recién se manifiestan. Siempre es mejor que estas cosas se informen con anticipación. Buscamos regular el tema de los salarios, porque esto no puede seguir ocurriendo. Aquí tenemos la gracia de tener a los jugadores mayores, como Roque, Haedo, Da Silva, Riveros, entre otros, quienes cuando ocurren estas cosas se unen a favor de los que no están cobrando. Eso hay que fortalecer, porque es el espíritu del futbolista, de ayuda permanente dentro y fuera de la cancha. Si somos indiferentes a lo que les pasa, perdemos todo”.

Agregó: “Tuvimos una teleconferencia con los referentes de todos los clubes. Se sabe la situación que viven en todos los clubes. Algunos están negociando, otros esperan que la promesa de los dirigentes se cumpla. Algunos cobran, otros negocian y otros esperan las promesas, ese es el escenario que tenemos. Muy pocos son los clubes que están al día. Cerro Porteño debe todo este año de salarios. Eso es lo que reclamó Nelson (Haedo), con justa razón a favor de los que más necesitan. Le agradezco que ese espíritu de los futbolistas sigan transmitiendo los más grandes a los más necesitados. Ese espíritu no tiene que morir, hay que rescatarlo siempre, porque puede haber algún jugador cómodo e indiferente a los más chicos, que siempre hay incluso en los clubes más grandes que necesitan mucho más y hay que estar a favor de ellos”.

Agregó: “Un gran problema es que ahora se suspendieron todas las actividades y mucha gente aparte de futbolistas, quedan sin trabajo. Hay consecuencias muy dolorosas para mucha gente en materia de trabajo. Ahora todas las Formativas, por ejemplo, están suspendidas por el resto del año y no se sabe cuándo se va a reanudar. Quedan muchos sin trabajo, eso tenemos que tener en cuenta. Es lo mismo que a alguien se le declare un cáncer, se ponen a hacer quimioterapia, pero también el paciente tenía diabetes. Sufre los efectos de la quimio y se muere de eso. Hoy tenemos que tener en cuenta al tomar decisiones como esa, los efectos colaterales que produce. Esa gente tiene familia y ni siquiera tienen un gremio que los defienda, es muy doloroso. Nosotros asistimos a algunos trabajadores del fútbol que recurren y les brindamos alguna asesoría, asistencia en ese sentido. Estamos totalmente a favor de eso en el fútbol”.

Huyó despavorido

Consultado si en cuanto al fútbol tiene proyectos de trabajo, indicó: “En materia de fútbol, me especialicé para trabajar en la educación y formación. Formé procesos de formación de futbolistas en Libertad, en Olimpia. Tengo esa pasión, pero lastimosamente no se dan las condiciones para trabajar. De Luqueño salí despavorido cuando me tocó dirigir al equipo principal. A las once de la noche llegó el presidente del club a la concentración con un mentalista para los futbolistas. Ese tipo de cosas no debe aceptar un entrenador. Al día siguiente me fui del club. Los auxiliares que se quedaron, al poco tiempo se tomaron a trompadas con el mentalista”.

spena@abc.com.py

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