Con el balón en la cabeza

Pasó por el fútbol profesional donde dejó su sello y su estampa. Hoy se dedica a su negocio familiar. Silvio Garay, el peladito corredor al que se le podía cuestionar cualquier cosa menos la entrega que mostraba en cada partido.

En una nota realizada por este mismo periodista, con los “pelados”, Silvio Garay, Mauricio Pérez y Daniel Sosa, para el suplemento deportivo de ABC en mayo de 1997. Los tres visitaron este diario.
En una nota realizada por este mismo periodista, con los “pelados”, Silvio Garay, Mauricio Pérez y Daniel Sosa, para el suplemento deportivo de ABC en mayo de 1997. Los tres visitaron este diario.

Cargando...

Jugador muy recordado pese a que decidió no seguir trabajando en el fútbol al culminar su carrera. Con la tragedia que marcó su vida en su adolescencia, el asesinato de su padre, por lo que decidió raparse la cabeza, Silvio Garay supo llegar en el fútbol a un sitial que muchos sueñan alcanzar, como ser jugar en equipos importantes y en la selección nacional.

Silvio Garay Castillo, nacido el 20/09/73, en Asunción, fue criado en Yaguarón. Comenzó jugando en el club Independencia de la Liga Yaguaronina y luego en el General Pablo Rojas, club fundado por su padre. “Empecé a hacerme notar en el campeonato Interligas con la selección de Paraguarí, con la que fui subcampeón. Conmigo estuvieron jugadores como Carlos Espínola, Jorge Cartamán, Líder Osorio, entre otros. Caaguazú fue campeón entonces, con Derlis Soto, por ejemplo, en su equipo”, comenzó diciendo.

Siguió rememorando: “Después del Interligas, Sol de América compró mi pase definitivo en el ‘94”. Llegar a Sol, Primera División, era un mundo nuevo para mí. Tuve varios entrenadores en los casi seis años que jugué en Sol, como Juan Francisco Rivera, Mario Jacquet y Cayetano Re, a los que también los tuve en Cerro, Éver Almeida. Todo era diferente a lo que yo estaba acostumbrado. Las prácticas todos los días y lo más lindo fue encontrar a personalidades del fútbol, como Adolfino Cañete, al que yo veía jugar antes; Fermín Balbuena, Alejandro Cano, Javier Estigarribia, eran jugadores experimentados que ya estaban por retirarse algunos. Yo tenía 18 años y era el más cachorrito. Como era joven, yo tenía que correr por todos ellos...”.

Agregó: “Me fue bien en esos años en Sol. Me ayudó estar con jugadores de mucha trayectoria que me indicaban cómo había que plantear los partidos. Por ejemplo, Adolfino, aparte de lo futbolístico, tenía mucha personalidad. Nos daba consejos en lo personal, que es importante para un jugador joven. Estuve cinco años y medio en Sol”.

Continuó recordando: “De ahí se interesó por mí el técnico Luis Cubilla. Ya me había querido llevar a Olimpia, pero no hubo acuerdo económico en ese momento Pero a la siguiente temporada Cubilla se fue a Cerro Porteño, pidió otra vez por mí y se llegó a un acuerdo. La diferencia en lo económico fue muy grande, mi vida cambió totalmente. Era distinto, porque en Sol y en otros equipos se dependía de los premios para cobrar algo. En lo social mismo, la gente me conocía más. Estuve dos años y medio ahí. Tuve buenos compañeros como Aldo Bobadilla, Dani Cáceres, los hermanos Ferreira (Virgilio y Francisco), Guido Alvarenga, Pedrinho, Inca; Patito Aquino empezaba recién con nosotros; subían de la Reserva Diego y Édgar Barreto, estaban alternando en primera. Cuando eso Cerro tenía como tres equipos de buenos jugadores”.

“Fui campeón con Cerro Porteño en 2001 con el técnico Mario Jacquet. Luego de Cubilla asumió Carlos Báez, en ese año 2001; cuando él se fue, vino Jacquet”.

Vestir al Albirroja

“Lo más grande que me sucedió fue ser convocado a la selección paraguaya para las eliminatorias de Francia ‘98, con Paulo César Carpeggiani”, expresó el pelado y prosiguió: “Era muy difícil jugar en ese equipo donde estaban Toro Acuña, Carlos Gamarra, todos los mandamases del fútbol de ese entonces. Me tocó entrar desde el banco en algunos partidos. Me convocaron en seis oportunidades para la selección y estaban los embajadores del fútbol paraguayo, que ni se resfriaban nunca”.

Siguió diciendo: “En la Copa América de Colombia 2001, los jugadores locales tuvimos más oportunidades de jugar. Me tocó marcar el gol del empate uno a uno contra Perú. No llegamos lejos en esa copa, pero integrar la selección ya era un incentivo muy grande para mí”.

Recordó asimismo: “Jugando en Cerro, tuve una lesión de rodilla que me limitaba para volver cuando me proyectaba en la cancha. Cada tanto sentía ese dolor y la regularidad ya no era la misma. Ya no subía mucho, a veces tenía bajones. Se trataba de una distensión de los ligamentos cruzados, muy difícil de curarse. Igual jugué bastante tiempo hasta que decidí dejar el fútbol”.

Mencionando una anécdota, Garay indicó: “Cuando firmé mi contrato en Cerro Porteño, había muchas hojas que ni leí del contrato. Lo que me interesaba era la forma de pago y cuánto iba cobrar. Al final de la firma, me dijo el presidente, César Puente, que había sido que al final del contrato había un pago de 5.000 dólares para mí. Al recibir eso me hizo temblar mis manos. Jamás pensé que iba tocar esa plata”.

Añadió: “Otra anécdota, jugando en Tolima de Colombia, contra Nacional en Medellín, ganamos y no pudimos salir del predio del estadio porque nos acorralaron los hinchas de Nacional. Tuvieron que traer camiones de caudales y en esos fuimos saliendo porque los vidrios de nuestro bus reventaron a pedradas. Fueron momentos muy tensos que me tocaron vivir fuera del país”.

Estos días de paro

Refiriéndose al paro en las actividades en estas largas semanas por la pandemia en curso, Silvio señaló: “Ya son muchos días y la mayoría de la gente no está alcanzando más para comer diariamente. Ahora estamos todos quietos. Nosotros nos manejamos en mi familia con el transporte escolar y estamos sobrellevando prácticamente desde noviembre que terminaron las clases. Trabajamos febrero y al empezar marzo ya vino el paro y la cuarentena”.

Agregó: “Casi el ochenta por ciento del país vive del día a día. Cuando se termina la alimentación, uno se desespera. Vemos que no está llegando la ayuda a todos los que más necesitan y es preocupante. Nosotros veníamos manejándonos bien con la familia. Trabajamos con mi señora y ahora vemos cómo absorbemos estos días, racionalizar lo más que se pueda y a ver hasta cuándo se extiende esta situación”.

De su flota de transporte escolar, apuntó: “Tengo tres vehículos, de los cuales no estamos pudiendo cumplir con los colaboradores. Pero tenemos fe en que pronto saldremos de nuevo a flote. Con mi señora, Mónica, tenemos dos hijas, Soraya de 20 años, e Isabel, de 14”.

Hablando del por qué no siguió trabajando en el fútbol, señaló: “Yo soy técnico recibido. Tuve la ocasión de estar en Fernando de la Mora hace tiempo. No me convenció esa parte y me metí de lleno en lo del transporte escolar porque pasaba más tiempo con la familia. Fútbol, solamente para compartir con amigos los fines de semana. Tuve 12 años de profesionalismo en el fútbol de lunes a lunes. Estuve una temporada en Fernando de la Mora en Inferiores. Luego tomé la decisión de dedicarme a otra cosa”.

Finalmente, apuntó: “Con Cerro Porteño jugué Copa Libertadores. En mi debut hice un gol ante Universidad de Chile en Santiago. En la vuelta le goleamos 6-0. De Cerro pasé a Tacuary un año, luego al 12 de Octubre. Fui al Deportes Tolima de Colombia. Al volver jugué en Fernando de la Mora para el ascenso a Primera y de ahí fui a Indonesia en el 2006 en un club llamado Surabaya. Pero allá el fútbol es muy amateur, además había atrasos en los pagos. Volví y ya no me incorporé a ningún otro club. Mi último equipo en Primera fue el 12 de Octubre”.

spena@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...