Una película cruda y sin reservas

La cineasta norteamericana Kathryn Bigelow, una de las mejores narradoras surgidas en los últimos 25 años, relata el proceso emprendido en la búsqueda de Osama Bin Laden en una película cruda; sin heroísmos baratos, ni reservas. Describe las torturas emprendidas por los agentes de la CIA sin tapujos, así como el atraco a la fortaleza de Bin Laden. Es como si dijera alguien tiene que hacerlo, no hay vuelta que dar. Estemos o no estemos de acuerdo.

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La búsqueda es seguida a través de una joven agente (interpretada por Jessica Chastain) que ha volcado toda su vida en lograr su cometido. Una mujer obsesiva que no tiene espacio para otra cosa que cumplir su misión. Tanto es así que la muerte de Bin Laden, al final, no significa para ella un triunfo sino más bien un enorme peso que se quita de encima. En su rostro se revela un profundo vacío. Se la ve desahuciada, agotada.

En la necesidad de contar una historia tal cual es (aunque tome partido, Bigelow no trata de ser imparcial, pero tampoco es patriotera), la película pierde agilidad en momentos. Se hace pesado, pero uno no suelta la trama. A pesar de que uno esté informado de cómo se dio la captura del líder de Al Qaeda, uno no quiere perder detalle de cómo se desarrolla el filme.

sferreira@abc.com.py

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