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Se trata del libro “Pedro Nicolás Ciancio, el introductor de la soja al Paraguay”, una biografía de este destacado médico escrita por la historiadora Beatriz González de Bosio.
El doctor Ciancio, médico recibido en Nápoles, Italia, introdujo al Paraguay el grano de soja en 1921 y mantuvo una larga campaña para tratar de imponerlo en la dieta de los paraguayos y en la economía campesina.
Al preguntársele qué sentiría hoy el doctor Ciancio al ver en lo que se convirtió la soja en el Paraguay, Beatriz González de Bosio señaló que “estaría altamente angustiado ante la trasgresión al ‘tekoporâ’ paraguayo”.
Adujo que Ciancio luchó por la erradicación de la desnutrición del paraguayo con un programa sustentable que haría del campesino el eje del progreso nacional, “y sin embargo su agricultura fue arrasada por la agroindustria y el International Business, como modelo en el marco de la globalización”.
La historiadora admitió que culturalmente la prédica del doctor Bosio no tuvo el resultado esperado a pesar de que varios gobiernos reconocieron su contribución y le otorgaron su auspicio. “La sociedad paraguaya le otorgó al doctor Ciancio el estatus de héroe civil y propulsor de la tan necesaria ciencia, presupuesto imprescindible para un desarrollo sustentable” sostuvo Beatriz González de Bosio.
Ciancio, quien nació el 29 de junio de 1892 y falleció el 12 de enero de 1956, publicó un libro, “La ciencia de la nutrición: la soja y el problema alimentario en el Paraguay”, obra premiada en 1950 por el entonces ministro de Educación, Víctor Böettner. El texto sería reeditado posteriormente por el ministro de Hacienda César Barrientos.
En su libro, González de Bosio afirma que Ciancio realizó una campaña exhaustiva e incansable con el fin de persuadir de las bondades de la soja a toda la sociedad, “para así superar la crónica desnutrición campesina y sus problemas conexos, hipertensión por exceso consumo de frito y carne vacuna”.