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Aunque una película no necesita profundizar para que sea atractiva, basta con que sea entretenida. El filme de Gus Delgado llama la atención por el tema que abarca, pero su narración no es solo escueta, sino que también incompleta. Aquí no hay tonos. Es pim, pam, pum ¡y ya está! En este apresuramiento del relato se quedan algunas aristas que podrían haber sido mejor desarrolladas. Como si muchas escenas hubiesen quedado en la mesa de edición, a la hora de definir el producto final.
La película trata acerca de una joven policía que se infiltra en el entorno del líder del narcotráfico como ayudante de otro policía que lleva más tiempo en la banda del mafioso. Trata un tema crucial en el tráfico de drogas: cuando Paraguay se convierte en una escala de la cocaína colombiana en tránsito hacia Europa o Estados Unidos. Tema difícil por donde se lo vea, tanto por lo espinoso así como las dificultades técnicas que pueda tener una historia que involucre muchas balas, autos, sangre y demás.
Lo que caracteriza a Delgado es que se atreve a hacer cosas, y, con pocos recursos, logra conseguir helicóptero, avión, lancha, autos lujosos y hasta se da el lujo de quemar un vehículo. El argumento, en general, tiene sentido, pero le falta maduración y cuidado en los detalles. Las actuaciones no están pulidas. Destacamos a Sergio González y Lucía Valdez como el capomafioso y la policía, pero necesitan soltarse más.
sferreira@abc.com.py