Sobreviviendo en la clandestinidad

El Arlequín ha iniciado su temporada con un clásico del teatro contemporáneo: “El diario de Ana Frank”, bajo la dirección de José Luis Ardissone. Una obra que no pierde vigencia con el pasar de los años.

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La convivencia entre los seres humanos nunca fue fácil y menos si se trata de vivir escondido, en un anexo secreto, en medio de la Segunda Guerra Mundial. Esta odisea es la que nos presenta “El diario de Ana Frank”, la obra que el Arlequín Teatro volvió a poner en escena esta temporada.

María José Cacavelos es quien tiene el desafío de representar a la joven judía, cuyo diario ya se convirtió prácticamente en un clásico literario. Si bien la actriz logra cumplir con la expresividad requerida por el personaje, que al principio resulta bastante irritante; hubiese sido ideal ver a una intérprete más acorde a la edad que tenía Ana.

Juan Carlos Cañete y Patricia Reyna se destacan en sus interpretaciones de Otto y Edith Frank, respectivamente, mientras que Tania Foschino, en su rol de la Sra. Van Daan, logra aportar un toque de humor que hace más llevadero este drama. A Derlis Esquivel no se lo ve cómodo en su papel del Sr. Van Daan, mientras que Erik Gehre, como Peter Van Daan, no termina de convencer.

La obra se inicia con un ritmo ágil, pero hacia el medio se vuelve más lenta, así como el personaje de Ana se va tornando más reflexivo. Los efectos de sonido ayudan a poner en contexto al espectador, y se convierten en la representación más directa del horror de la guerra.

Un cuidadoso trabajo de vestuario y escenografía acompañan a esta puesta, que puede servir para motivar a los que desconocen la historia de Ana Frank, a revisar las páginas de su famoso diario y que cuenta con mayores detalles lo difícil que puede resultar sobrevivir en la clandestinidad.

malonso@abc.com.py

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