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¿Qué se podía hacer con Robin Hood, que ya fue llevado al cine innúmeras veces, desde los tiempos de Douglas Fairbanks? El personaje de leyenda ya fue manoseado en grandes y pequeñas producciones. Kevin Costner y Russell Crowe, por ejemplo, no han entregado unos “Hoods” interesantes. Ante esas adaptaciones, poco originales, la propuesta irreverente de Bathurst sale mejor parada. El joven director británico está más fogueado en la televisión. Ha dirigido algunos capítulos de series de éxito como “Black Mirror” y “Peaky Blinders”, y en esta producción nos entrega un Robin Hood que mucho le debe al cómic y a los juegos de video.
Egerton encarna al noble Robin de Locksley, que es reclutado para pelear en las Cruzadas. Está enamorado de la joven Marian (Eve Hewson, la hija del cantante Bono de U2). Cuando vuelve, su mansión fue confiscada por el sheriff de Nottingham (Ben Mendelsohn, quien ya ha hecho de varios malos, en producciones recientes, siempre exagerados, pero interesantes). Marian se casó con Will Scarlett, el líder de las minas que son explotadas por el sheriff. La ciudad de Nottingham fue transformada porque todo se recauda para mantener la guerra en Medio Oriente. El sheriff se comporta como un nazi, enfundado en su sobretodo de cuero, y que tiene un ejército de soldados de armadura, como si fueran unos “starships troopers” del medioevo.
Robin vuelve con un soldado moro (Jamie Foxx), quien siente que le debe la vida y que busca vengar a su hijo. Se convertirá en el Little John de esta historia y quien animará a Locksley en transformarse en Robin Hood.
Filme libertario, dirigido a los jóvenes. Tras su rótulo de aventuras es una crítica al abuso del poder y a la maquinaria de la guerra. Propuesta divertida para celebrar el comienzo del verano.
sferreira@abc.com.py