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Clayderman estuvo correcto en lo suyo. Se presentó junto con un octeto de cuerdas que, lastimosamente, poco y nada se escuchó ante el excesivo volumen de las pistas pregrabadas que acompañaron a todos los temas.
Hubiera sido mucho más atractivo si por lo menos salía a escena también con una banda base, con batería, bajo y guitarras reales. Eso hubiese conferido un poco más de cuerpo al concierto. Escuchar coros, vientos y otros sonidos en exceso, no resultó porque el uso de pista era demasiado evidente.
Lo destacable sí es tanto el carisma como la sencillez del artista quien varias veces se dirigió al público un poco en español, pero más en inglés y en francés. Esta vez hizo temas como “Vangelis”, de la película “Carrozas de fuego”; la infaltable “Balada para Adelina”; y “America”, de “West Side Story”.
También interpretó una serie de mixes, ya sea de las músicas de la película “Titanic”, y de los temas principales de filmes como “Star Wars”, “James Bond”, “Misión Imposible”, “Piratas del Caribe”, entre otros. Estas adaptaciones, mencionó, fueron realizadas por él, y al finalizar cada interpretación bajaba a regalar sus partituras al público.
Es una lástima que Clayderman no haya aprovechado la fama que ganó con “Balada para Adelina”, para demostrar algo más que solamente ser un intérprete de obras de otros artistas sin nada nuevo para aportar.
El concierto del martes atrajo sobre todo a un público mayor que quizás no salió descontento porque sabían lo que estaban yendo a escuchar, porque en la época auge de Clayderman, lo suyo fue atractivo. Pero en tiempos de pianistas más remarcables, con originalidad y estilos propios, este concierto no tiene un punto destacable, porque para escuchar a Clayderman basta poner el disco y darle play.
victoria.martinez@abc.com.py