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Con su proyecto En Borrador, Irún lleva varios años abocada a trabajar en la dramaturgia de sus obras, por lo que esta puesta la invitó a buscar las sutilezas más allá de las líneas de Miró. “Siempre defiendo la dramaturgia nacional, impulso eso y tomo como bandera, pero en este caso tuve que encontrarle la vuelta y ver que la creación puede manifestarse por debajo de un texto ya escrito”, comentó a ABC Color.
A su vez, Gabriela Zuccolillo trabajó en el arte de la obra, que cuenta con las actuaciones de Diego Mongelós, Natalia Cálcena, Hernán Melgarejo y la participación especial de Jorge Báez.
La trama se sitúa en un natatorio y tiene como punto de partida un suceso entre un profesor y su alumno, con las redes sociales como propagadoras de suposiciones y conjeturas alrededor de una acusación que nadie puede constatar.
Irún subrayó que, hoy en día, todo lo que se sube a internet, lo que se transmite en un grupo de WhatsApp se toma como verdad de entrada y puede no ser cierto. Agregó que esto también generó un cambio en las relaciones interpersonales, pues hay cosas que antes eran políticamente correctas y hoy ya no, o cosas que se normalizaron y antes resultaban descabelladas. “En medio de esto hay una situación muy delicada que hace que sea muy delicado también el enfoque y la forma de contar esto”, añadió Irún, con relación a la historia.
Para trabajar con los actores, implementó un método en el que solo ella conoce la intención y la visión que tiene cada uno de la historia. “Ellos como que están en escena recibiendo en el presente las señales o sutilezas, sin realmente saber dónde está parado el otro. Esa fue una forma de trabajar que decidí yo para tratar de mantener esas sutilezas y ese desconcierto de saber de qué lado te ponés, sin saber realmente”, explicó.
Añadió que algo similar sucede en las redes sociales, donde cuesta descifrar la intención que hay detrás de cada mensaje.
Irún igualmente comentó que su idea es devolver a la sala García Lorca la esencia de un teatro experimental, aprovechando todos los pasillos y el espacio escénico para dividirlo en dos mundos paralelos. “Uno es el vestuario donde todo ocurre y el otro es un mundo un poco más subjetivo que va más allá de lo literal”, agregó.
La obra volverá a escena desde el miércoles 25 al sábado 28 a las 21:00 y el domingo 30 a las 20:00. Las entradas cuestan G. 80.000 y G. 50.000 para estudiantes de actuación. Para informes se puede llamar al (0981) 574-574.