Al aire libre con fresco otoñal. Telón de fondo real de inspiración neoclásica con una escalinata de mármol que llevaba al escenario exquisita y profusamente iluminado. Era el entorno ideal y cálido para homenajear a la mujer que jamás será igualada en la tierra ni en el cielo para cada uno de los hombres.
Allí, ante un público de más de 500 personas –entre autoridades, embajadores y gente común– arrancó impactante la famosa “Obertura” de la ópera “Guillermo Tell”, de G. Rossini. Enganchó con “Jesús alegría de los hombres”, de J. Sebastián Bach y “Más cerca de ti, Señor”, de Sarah Flower Adams, la música que siguió tocando la orquesta del Titanic, mientras el buque se hundía.
El repertorio de música clásica internacional que enaltecía el homenaje siguió con “Música para los reales fuegos de artificio”, de George F. Haendel, y el “Preludio del Te deum”, de Marc Antoine Charpentier.
La parte sublime y dedicada exclusivamente a esa mujer que da la vida, llegó con la interpretación del “Ave María”, de Franz Schubert, en la voz de la soprano Carolina López.
Ella siguió con la música paraguaya compuesta por Herminio Giménez en homenaje a su madre; “Lejanía”. Inmediatamente después apareció en el escenario el tenor Marcos Villalba para continuar con otra obra del maestro Giménez; “Mi oración azul”. Luego, juntos, interpretaron “Para ti mamá”, de Bucky Medina, en medio de profunda emoción.
Volvió otro momento clásico internacional y bien animado con “O Sole mío” (Eduardo Di Capua/ Giovanni Capurro) en la voz del tenor. Y con la soprano hicieron en dueto “Con te partiro”, “Vivo per lei” y “Funiculi Funiculla”.
En medio de vítores y aplausos llegó el cierre con una canción que resume la belleza, la fuerza y calidad de la “Mujer Paraguaya”, de Frutos Pane y Moreno González.
Como es tradición en un gran concierto, el bis –ante el clamor de los presentes– tuvo lugar con “Gallito cantor”, una de las piezas musicales de José Asunción Flores, que fue cortina en el “Programa de la América” de Radio Moscú, en plena época de la Unión Soviética. Fue una noche de emociones y nostalgia apreciada con los mejores sonidos que inspiraron las madres aquí y en el mundo. pgomez@abc.com.py