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Según el filósofo alemán Hans Joachim Störig (1915 – 2012), autor de la monumental “Historia universal de la filosofía”, cuando se lee a Nietzsche “se piensa entre sus líneas de razonamiento que se está al borde de encontrar sabiduría o pensar que se lee un nivel genialmente elevado de cinismo”.
Agrega Störig que Nietzsche estaba dotado “de una terrible genialidad y perspicacia psicológica”, y que además era temible “porque expresaba a la gente lo que jamás ninguna otra persona le diría sobre la naturaleza de su persona”.
Aquí, en esta edición especial de “Así habló Zaratustra”, que abarca una selección de la primera y la segunda parte de esta obra (publicadas en 1883 mientras la tercera y la cuarta fueron lanzadas en 1884 y 1891, respectivamente), aparece el Nietzsche del que nos habla Störig. Y lo hace utilizando la memoria de aquel legendario profeta oriental, Zoroastro (castellanizado como Zaratustra), para sembrar la sensibilidad lectora de aforismos que suenan geniales algunos (“Crear, esa es la gran redención del sufrimiento, así es como se vuelve ligera la vida”) o escalofriantemente cínicos otros (“¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!”).
Zaratustra (Nietzsche), al hablar a veces en forma sibilina, pero siempre intencionada, anunciaba una nueva doctrina que sacudió a su tiempo.