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El buen jazz que entregaron llenó cada rincón de un Teatro de las Américas casi completo de gente. Joaju, integrado por el pianista Giovanni Primerano, el baterista Víctor S. Morel y el saxofonista Bruno Muñoz contó esta vez con Ariel Burgos en el contrabajo, supliendo a Miguel Antar.
El cuarteto abrió la noche con “Po”, de Primerano y Muñoz. Sambeat se sumó luego para su obra “Nereida”. Al frente formaron un dúo excelente con Muñoz, con quien por momentos su saxo se encontraba, y a ratos cada uno emprendía un virtuoso vuelo.
“Soy un afortunado de coincidir con estos tremendos músicos. Ahora haremos un tema del maravilloso folclore de vuestro país”, dijo Sambeat para presentar la polca “Coronel Martínez”, donde Burgos se lució con un profundo solo de contrabajo.
“Nido del aire”, un flamenco del artista español, siguió en el repertorio. La obra tuvo una sublime introducción pianística de Primerano. Continuaron con otra composición suya “De camino”, donde se podía sentir que el grupo daba todo de sí.
No estaba previsto en el repertorio pero fue sin duda uno de los momentos más altos de la noche. “Juego de niños” fue el dúo de Primerano y Sambeat, en un clima íntimo y cargado de emoción. Fue hermoso.
“Bioy”, de Sambeat, sonó luego, para cuando cada músico estaba completamente encendido y los saxofones sonaban en increíble comunión. Para “Rajeeta”, de Carlos Centurión, que marcó el fin del concierto, Morel tuvo un álgido momento con un solo de batería que dejó al público sin aliento.
Causaba orgullo ver cómo Sambeat, cuando se hacía a un lado, miraba con cara de impresión y sorpresa a los músicos. Los alentaba, aplaudía y asentía con notable satisfacción. Quizás nunca imaginó que sea tan bueno y de gran altura el jazz que vino a encontrar en Paraguay, al otro lado del océano.
victoria.martinez@abc.com.py