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Que “Siete cajas” haya sido un boom hace unos años y que “Hamaca paraguaya” haya sido premiada por los críticos en Cannes no significa que el cine paraguayo sea una realidad. Son muchas las producciones audiovisuales que se realizan últimamente, pero aún nos falta mucho por andar para decir que el cine en Paraguay es una realidad. Mucho todavía tenemos que aprender. Es tiempo de que la gente piense qué es hacer cine en Paraguay.
“Gritos del Monday” es una muestra de que hacer cine no es fácil. La película está mal contada, no hay suspenso y la historia presenta situaciones desconexas. Además, el cine es también dramaturgia y aquí no hay. Los actores no tienen la capacidad de transmitir la emoción, los sentimientos que requiere la historia. En fin, la gente se ríe en vez de asustarse. Sí, es cierto, existe el cine clase B, pero aquí es otra cosa. Simplemente no saben hacer una película.
La trama es sobre una chica que se interna en el parque del Monday con sus compañeros de facultad, para recolectar muestras de fauna y flora. En el monte encuentra a un ahorcado. Todos quitan fotografías del fallecido, pero solo en la cámara de ella aparece también una figura femenina. A partir de ese momento un espíritu empezará a perseguir a la joven. Sus familiares y ella misma pedirán ayuda a una espiritista y a un cura católico, y sus amigos harán una investigación paralela del fenómeno.
Hilamos esto a pesar del pésimo montaje de situaciones desconexas o que no tienen sentido dentro de la película. Pero lo preocupante no es el resultado, sino que haya recibido apoyo de entidades públicas para su realización. ¿Qué criterios tienen en cuenta? ¿Estudian el guión, la trayectoria de los responsables del proyecto? Decimos esto porque sabemos de gente que trabaja en el campo audiovisual desde hace tiempo y no puede conseguir financiamiento para sus proyecciones. Al contrario, las puertas se les cierran. Que el caso de “Gritos del Monday” sea una alerta de qué proyectos se deben respaldar y no repetir la experiencia. Hechos como estos van a destruir la incipiente industria fílmica en el país, más que alentarla. En el futuro el público, al ver el sello “industria nacional”, pasará de largo en vez de ingresar a la sala. No quememos este cartucho.
sferreira@abc.com.py