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La obra conjugó técnica clásica y contemporánea, sacando lo mejor de los bailarines, para mostrarnos siete momentos en la vida de Teresa, desde su niñez hasta su entrega a Dios. El rol fue interpretado en la última función por Giannina Fernández, que con sutileza y una técnica impecable fascinó en cada pasaje y con una gran carga de emociones. Se destacaron también Sergio Acosta como Cristo y Ricardo Riveros como el ángel. Las intervenciones paralelas de Margarita Irún, Ana Ivanova y José Luis Ardissone, dieron un plus al sensible ambiente creado, hasta con toques de humor.
La combinación de la música, que acompañaba tanto al gozo como al dolor de Teresa, el vestuario, la escenografía y un coro en vivo, hicieron de esta puesta un emocionante retrato de su vida, que tocó el corazón de todo el público.
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