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Con la octava película, vuelve la aventura en su mejor expresión y con la carga dramática necesaria. No es necesario mencionar la gran factura en efectos especiales. El filme también rompe con el enfrentamiento jedi-sith. En este sentido, el nuevo episodio sale del carril e inicia un nuevo camino.
En esta película, la joven Rey, en quien ha despertado la Fuerza, debe convencer a Luke Skywalker que abandone su retiro y ayude a los rebeldes a enfrentar a la Primera Orden, y así derrocar nuevamente a los Sith del poder.
Skywalker, luego de haber fracasado en el entrenamiento de Ben Solo, mejor conocido como Kylo Ren, se ha retirado y descree de la Fuerza. Mientras tanto, los últimos rebeldes, al mando de la General Leia Organa, deben escapar de la poderosa flota de la Primera Orden.
Esto, en grandes rasgos, es de lo que trata “Los últimos Jedi”, un filme que a pesar de su larga duración, más de dos horas y media, nos mantiene en vilo. El director Rian Johnson, quien ha hecho algunas películas, entre ellas “Looper” y algunos capítulos de “Breaking Bad”, nos entrega una película entretenida y que gustará tanto a los fans de la saga como al público en general.
Ya en “El despertar de la fuerza” se insinuaba un gran protagonismo de las mujeres en el filme. Ya no es Carrie Fisher la única actriz del reparto (de paso, “Los últimos Jedi” es su última película, ella falleció el 27 de diciembre pasado). Rey (Daisy Ridley) se afianza como la heredera de la espada de luz de los jedi; Laura Dern encarna a una vicealmirante de la revolución, y Gwendoline Christie es la líder de los stormtroopers.
Adam Driver ha crecido como Kylo Ren, haciendo una maniobra indefinida entre ambos lados de la Fuerza, y estableciendo un juego de seducción con Rey. Afortunadamente, gana la leyenda.