Echo and the Bunnymen, a pesar de todo

Echo and the Bunnymen hizo un fugaz repaso por su carrera en el show de una hora que ofreció el jueves en el Jockey Club. No hubo espacio para bises. Era la única banda de rock entre cinco DJ. Un grupo con más de treinta años de trayectoria, al mismo nivel que The Cure, actuando como una especie de teloneros de David Guetta y compañía.

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A pesar de sonar bajos –en relación a cómo sonaron los DJ que le precedieron– y con una iluminación inadecuada, la banda hizo un show potente de un poco más de diez temas. No tocaron canciones de “Meteorites”, su último disco, pero sí clásicos como “Bring On the Dancing Horses”, “The Killing Moon”, “The Cutter”, cerrando con una versión bien extendida de “Lips Like Sugar”, acompañados del coro de un puñado de personas que fueron exclusivamente a ver a la banda británica.

La presencia de Echo and the Bunnymen no fue promocionada de la manera correcta. Fue mezclado entre los DJ. Ni siquiera es una banda tecno como Depeche Mode, que tenga relación con la electrónica actual. Deberían haber organizado con ellos un show diferente para respeto de sus seguidores y de los que gustan de la música bailable .

Al final de su show, “bien. Ya se van!” gritó un grupo de pendejos parados a mi lado. La clase de historia les entró por un oído y les salió por el otro. Ellos querían ritmos con efectos especiales. Nada más.

sferreira@abc.com.py

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