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Eastwood nos cuenta lo que pasó en el tren que va de Amsterdam a París, el 2| de agosto de 2015: Cómo tres amigos estadounidenses evitaron que un terrorista musulmán cometa un atentado. Los tres fueron condecorados por el presidente francés Francois Hollande con la Legión de Honor, junto con otros pasajeros que también actuaron con valentía. Luego los tres norteamericanos escribieron un libro sobre su proeza.
Ellos son Anthony Sadler, Alek Skarlatos y Spencer Stone. El viejo Eastwood leyó el libro y quiso hacer la película sobre ellos, siguiendo la línea que viene trazando desde “El francotirador” y “Sully”, sus anteriores películas. Solo que esta vez fue más lejos. Convocó a los mismos Sadler, Skarlatos y Stone que protagonicen la película. Así, el filme es casi un “reality show”, muy sencillo en su factura. Solo que el experimento no le salió tan redondo.
La película cuenta la vida de los tres protagonistas desde sus años en el colegio, cuando sufrían el abuso de alumnos mayores. Eran chicos comunes y corrientes de quienes poco se esperaba en la vida. Dos de ellos se convirtieron en soldados, pero tampoco sobresalieron como tales, hasta que, estando de vacaciones en Europa, en el viaje de Amsterdam a París actúan por instinto y evitan un desastre mayúsculo en el que perecerían una gran cantidad de personas.
Es una muy buena idea, que viene al dedo con eso de destacar a personas comunes en eventos extraordinarios. Pero al filme le falta consistencia. Se pierde en el recorrido turístico europeo y la parte de sus infancias sufridas es pasable. Eso sí, se salvan los minutos en que evitan la catástrofe. Era lo único que realmente tenía Eastwood. Lo demás parece forzado, como de relleno. En fin, la osadía es bien recibida, pero la idea no llegó a un buen cierre.