Cuando al “tejuruguái” se le llamaba Constitución

Diego Abente Brun recuerda que los policías llamaban Constitución al “tejuruguái”, instrumento de represión y tortura que se utilizaba durante los años de la dictadura. Abente es el autor de “El régimen stronista”, tercer tomo de la colección “60 años de stronismo” que aparece el domingo.

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El libro es editado por la editorial El Lector y el diario ABC Color. Abente Brun se refiere a cómo se desarrollaba la dictadura. En la siguiente entrevista, hace una descripción del stronismo.

“El régimen stronista fue un régimen dictatorial de cariz autoritario, es decir basado en la combinación de represión, cooptación y privilegio. Represión feroz para quienes osaban enfrentarlo, cooptación es decir distribución de algunos beneficios para quienes se acomodaban y lo legitimaban, y privilegio y arbitrariedad para sus partidarios”, comienza diciendo.

–¿Cuáles fueron sus bases de sustento?

–Tres. El Partido Colorado, que le proveía el sustento político de masas. Las Fuerzas Armadas y la Policía que le dotaba del recurso coercitivo de la fuerza. Y su propio liderazgo personalista que lo hacía el hombre del partido para las Fuerzas Armadas y la Policía, y el hombre de las Fuerzas Armadas y la Policía para el partido, es decir, el articulador o la bisagra que vinculaba estos dos actores, regulaba su relacionamiento, controlaba su funcionamiento, distribuía sus espacios de privilegio, y dosificaba el ritmo de movilidad de ambos, que se redujo en verdad a niveles casi puramente vegetativos.

–¿Qué tan importante fue la represión?

–La represión fue crucial, no solo por el impacto sobre las víctimas directas y sus familiares, sino también por su efecto intimidatorio sobre el resto de la sociedad. Lejos de ocultarla, el régimen se vanagloriaba de ella. El hecho de que la policía llamara “constitución” al tejuruguái, por dar un ejemplo menor de uno de sus instrumentos de tortura, reflejaba claramente que la ley última y primera de su existencia como régimen político era la fuerza represiva.

–¿Cómo podrían las generaciones actuales dimensionar el alcance de la represión?

–Cerca del 70% de la población actual de nuestro país o no había nacido antes de su caída o contaba con menos de 9 años, es decir no experimentó en carne propia el stronismo. Para hacerse una idea del mismo ellos deben imaginar que la represión stronista fue equivalente a que en los últimos 25 años 39.500 compatriotas hubiesen sido detenidos arbitrariamente, sin orden judicial alguna, por largos años, o es como si 37.500 compatriotas hubiesen sido víctimas directas de torturas, no garroteadas, torturas físicas y psicológicas de la mayor ferocidad. Ese es el régimen que afortunadamente ellos no experimentaron y nunca más se debe repetir.

–Además de la represión, ¿a qué atribuye su longevidad?

–A varios factores. Uno fue el carácter tradicional de la estructura socioeconómica del Paraguay y la lenta modernización del país, que hizo posible que actores tradicionales como el Partido Colorado mantuvieran una extensa e intensa red de clientes en todo el país y que no surgieran actores colectivos alternativos fuertes. Otro, fue la identificación Estado-partido que fortaleció hasta límites inimaginables el clientelismo monopolizado por dicho partido. Un tercero fue el empate estratégico que existía entre las Fuerzas Armadas y las fuerzas políticas desde 1936.

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