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Estigarribia, de 27 años, fue elegido luego de que la GTCYS convocara a un concurso donde se presentaron muchos postulantes. Tras varios pasos, hubo una audición con la orquesta, donde resultó ganador.
“La GTCYS tiene un perfil nacional reconocido muy importante”, explicó el compatriota, quien subrayó que lo que le motivó a presentarse y concursar por el puesto de director fue que allí hay alrededor de 800 jóvenes en los distintos grupos, y el número sigue creciendo, “con un resultado artístico fenomenal”. Manifestó que se siente “muy comprometido con la educación” por lo que la GTCYS le pareció un buen lugar para desarrollar eso.
En el conjunto de orquestas hay músicos de hasta 18 años, y en la Sinfonia East, que estará bajo su batuta hay integrantes que rondan los 13 a 15 años. Él espera “tener un impacto positivo en los chicos, prepararles para cuando avancen a otras orquestas, porque lo más importante es que amen la música, que hagan la música con amor. Plantar esa semillita va a ser la labor fundamental”, según reflexionó. Destacó que lo más importante son las experiencias que puedan tener los jóvenes. Con esta oportunidad buscará alimentarlos técnica y espiritualmente, darles “todo lo que les haga amar la música”.
“Todo es inspirar. De eso se trata”, continuó. “Hay gente que no se puede conectar con otro ser humano, y nuestro trabajo se trata de ser vulnerables y de justamente inspirar a los niños. Ellos están creciendo, se están nutriendo de todo lo que ven. Justamente un escritor llamado Eric Booth dijo que el 80% de lo que enseñamos es lo que somos: la forma en que nos comportamos, qué decimos, qué pensamos. Debemos ser el ejemplo, el modelo”, enfatizó.
Afianzándose en la dirección
La carrera profesional internacional de Estigarribia, no obstante, ya se inició hace varios años. A la par de este nuevo desafío seguirá trabajando al frente de la Buffalo Community Orchestra, donde hace dos años fue nombrado director y trabaja con gente adulta, y en la Southeastern Minnesota Youth Orchestras, donde dirige a su orquesta más avanzada, desde 2017.
La última mencionada nuclea a tres orquestas que él supervisa artísticamente. Su primer año allí arrojó “resultados muy positivos” pues “aumentaron la cantidad de alumnos y el nivel artístico excedió las expectativas”.
Lo fundamental como director, para él, “es encontrar valores que ayuden a las orquestas a mejorar”, indicó el joven quien también es violista y el año que viene termina su doctorado en la Universidad de Minnesota.
La clave: mirar para afuera
A pesar de la distancia, Estigarribia nunca descuida todo lo que artísticamente acontece en Paraguay. Hoy en día ve “muchas cosas positivas”, lo que hace años atrás no era así “ni en calidad ni en cantidad. Ahora uno puede irse a conciertos casi todos los días y hay mucho público”, destacó.
Pero si hay algo que nuestro país, a su parecer, debe consolidar, es su integración al mundo. “Necesitamos conectarnos, que más gente vaya a otro país y gente de otros países venga aquí; ser un país más como el resto. Veo en los movimientos artísticos que cuando se quiere hacer algo siempre tiende a ser algo más paraguayo en oposición a algo global, y eso nos limita. No estoy diciendo que tenemos que completamente abandonar lo que es ser paraguayo, pero no tener visión de mundo es una falencia tremenda”, puntualizó.
Conectarnos es elemental para conocer “cuáles son las inquietudes en otros lugares y para aprender de las experiencias de los demás”. Ejemplificó que suele suceder que “hay gente muy exitosa que se va a otro país y después no tiene oportunidad en su propia tierra”. “Es como decía Roa Bastos: lo de la isla rodeada de tierra sigue vigente”, señaló.
“Ser paraguayo no significa encerrarse aquí”, refirió al respecto, aunque declaró que en el país “hay proyectos aislados” que están cumpliendo con esa “universalidad”. Aquí “tenemos un terror de que si nos enfocamos en la cultura universal no somos patriotas. Acá se cree que solo tocar polca es ser patriota, pero no, al contrario: cómo lo universal informa a lo local es lo que va a forjar una identidad que pueda continuar por la posteridad”, concluyó.